49- No dejare de intentarlo

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Amsterdam.

Alba: "Tan suave, tan ligero, tan puro... mmm... ¡no, no te vayas, quédate!... despacio, conmigo... ahhh!!... la humedad... tu sabor, tu calor... respirar"

- Nat...

Julia abrió los ojos de golpe, agitada, sobresaltada, temblorosa... aquel nombre en los labios de Alba rompió el beso que las unía. Salió corriendo intentando no hacer ruido, huyendo lejos de aquella locura que acababa de cometer. Sin mirar atrás entró en su cuarto y al cerrar la puerta se dejó caer al suelo.

- ¡Madre mía... madre mía! –se decía mientras se tapaba la boca con las manos. Esa boca aún caliente y deformada por haber estado besando a alguien que no le pertenecía... a alguien indefenso, inconsciente ante aquel hecho. "Dios mío, es como haberla violado", pensó temblando-. ¡Dios mío! ¿Qué he hecho?

Alba entre abrió los ojos, aturdida. Aún sentía la agitación en su pecho y se lamentó al comprobar que sólo había sido un sueño. Seguía allí, en aquella habitación que no era la suya... seguía allí, sola, sin Natalia. Suspiró por su añoranza, y tardó en calmar su agitado corazón. Había sido tan real... los labios carnosos, el calor, la humedad y el roce de sus lenguas, juntas... cuánto deseaba enredarse en sus besos. Tranquilamente cerró sus ojos y se giró en la cama para encontrar la postura. Con un poco de suerte, volvería a retomar aquel maravilloso y vívido sueño, donde se besaban.

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- ¡Buenos días a tutti il mondo! –saludó con una amplia sonrisa cuando entró en la cocina-.

Laura se contagió de su buen humor casi al instante.

- Buenos días, ¿qué sonriente estamos hoy no? –se complació de verla animada-.

- Sí, estoy feliz. Creo que he recargado pilas, estoy positiva –hizo Alba toda una declaración de buen rollo-.

- jajaja... vaya, eso sí que es levantarse con buen pie, si señorita –se rió ella, le fascinaba su vitalidad-. Bueno, yo sintiéndolo mucho, me tengo que ir... ya me contarás luego a qué se debe tu buen humor – le dio un beso tras pasar por su lado-. Nos vemos en la comida... Julia, no te olvides de pasar por el claustro.

- No, no... tranquila, allí nos vemos –le aseguró la andaluza, y volvió a hundir su mirada en la taza de cereales-.

Alba se despidió mencionándole cuatro cosas, y luego empezó a prepararse también su bol con leche caliente. Cuando se sentó a la mesa, se dio cuenta de que Julia no había soltado ni una sola palabra, estaba rara.

- ¿Te pasa algo? –le preguntó tranquilamente-.

- ¿A mí? ¡No, nada! ¿Por qué? –Julia se dio cuenta de lo raro que había sonado. "Mierdaaa", pensó-.

Alba se le quedó mirando con una ceja alzada... "¿qué mosca le ha picado esta mañana?", se preguntó.

- ¿Y a ti?, ¿a que es debido ese buen humor de tan temprano? Llevabas una semana en modo off al levantarte –desvió la atención ella, y esta vez se atrevió a mirarla de frente y sonreír pese a sus nervios-.

- jaja... Ya, la verdad es que he estado algo gruñona, pero no sé... me he levantado como nueva, feliz... igual es porque soñé con Natalia anoche –la sonrisa no se le borraba del rostro, y empezó a devorar su desayuno ajena a todo-.

A la andaluza sin embargo, se le detuvo el bocado en mitad de la garganta.

- Ah, soñaste con Natalia... -pronunció como en una letanía-.

- Sí, soñé con ella... que nos besábamos... ya ves tú qué tontería, pero fue tan real, que aún tengo la impresión de tener su sabor en mi boca... jajaja... ¡Estoy loca!, ¿no? –Alba estaba con la sonrisa floja, y se avergonzó un poco de sus propias palabras, pero era cierto-.

That was then... // Albaliaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن