94- Reacomodando el pasado y el presente.

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28 de diciembre. Madrid.

El mes había transcurrido rápido, y entre pitos y flautas, ya tenían la mitad de las fiestas navideñas concluidas. Para Laura había sido raro aquel paréntesis que se habían dado, pero las cosas estaban cambiando tanto a su alrededor, que sólo podía mantenerse concentrada en su día a día, aún así cuando la vio llegar, su cuerpo y su alma se pusieron en pie con una sonrisa de bienvenida. Alba tardó unos segundos en barrer la estancia hasta encontrarla, al verla su sonrisa se ensanchó espontánea.

- Laura –la saludó al llegar a su lado, y el abrazo se extendió sin prisas-.

- Ven siéntate –le dijo una vez se liberaron-. Me tienes que contar tantas cosas... pero dime primero, ¿cómo estás? ¿Qué has estado haciendo por L.A?

Alba apoyó el codo sobre la mesa, y descansó la cara en su mano. Con una sonrisa, y algo tímida, empezó a contarle todo lo que no había sido capaz de contarle en el último mes.

- Casi no puedo creer que las hayas desenterrado –exclamó la mujer tras escucharla-.

- Yo tampoco –admitió-. Sabes lo mucho que me aterraba volver la vista atrás, pero ahora entiendo lo mucho que encerré en ese armario.

- No sabes cómo me alegra estar escuchándote decir esto –Laura  no se reprimió esta vez y la volvió a abrazar-. ¡Estoy tan orgullosa de ti! ¡Eres mi heroina!

- jajajaja... sí, seguro –se rió Alba con ella-.

- Lo digo en serio. ¿Y qué piensas hacer ahora? –quiso saber-.

- Aún no lo sé. Creo que necesito un tiempo conmigo misma para averiguarlo, me es imposible ahora mismo concentrarme en algo nuevo además de... - se paró en seco-.

- ¿Además, de qué? –le preguntó Laura al ver que se quedaba callada-.

A ella aún le costaba admitirlo en voz alta, pero si había decidido mirar hacia atrás sin miedo ni culpa, tenía que empezar a aceptar no sólo su pasado, sino también su presente.

- Nat –dijo la chica-.

- ¿Natalia? ¿Qué pasa con ella? –quiso saber la mujer algo perdida en ese momento-.

- Ha vuelto, de un modo que ni te imaginas –le confesó-.

- No te entiendo, ¿de Holanda? Bea me dijo que no volverían hasta después de Reyes... -dudó Laura por la noticia, pero Alba negó con la cabeza-.

- No, no de Holanda... sino en mi mente. Soy incapaz de no dibujarla, de no pintarla... está por todos lados, en mis sueños, en los lienzos, en todas partes. No puedo sacármela de la cabeza, y por eso también he vuelto. Necesito resolver esto como sea.

Tras aquello Laura guardó silencio entendiendo perfectamente hasta dónde podía bloquear la imagen de Natalia a la chica. Aquella había sido una lucha constante los dos años siguientes de su ruptura.

- ¡Enséñamelo! –le pidió, y pese a lo mucho que le preocupaba, Laura no pudo evitar que algo ansioso se activara en ella. El arte de Alba era sublime cuando se apasionaba-.

Ella se la quedó mirando un segundo con cierta duda, pero en silencio cogió la servilleta que le tendía en blanco, y buscó un bolígrafo en su bolso. En menos de cinco minutos, la silueta de Natalia empezaba a tomar forma en un boceto improvisado, casi perfecto.

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Una hora mas tarde, las dos aterrizaron en el campus de la facultad con el coche de Laura.

- Creía que estaría cerrado –se asombró Alba de que estuviera abierto-.

That was then... // AlbaliaWhere stories live. Discover now