53- Crear a medias.

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Amsterdam

- ¡Madre mía! Son casi las 3.30h - anunció Julia mirando la pantalla del móvil-. Creo que deberíamos dejarlo por hoy, es tardísimo.

- ¿Las tres y media, ya? Tienes razón, es muy tarde -se sorprendió también Alba de que el tiempo entre ellas hubiera pasado tan rápido-.

Las dos empezaron a recoger los materiales en silencio. Ninguna quería romper el lazo invisible que se había tejido mientras trabajaban juntas, pero había llegado la hora de separarse.

- Bueno, entonces.... Hasta mañana -se despidió Alba mientras ambas se quedaban paradas cara a cara-

Julia sonrió amablemente.

- Claro, hasta mañana.

Alba y ella tuvieron un acercamiento torpe para darse un beso de buenas noches en la mejilla, y luego salió del cuarto de la andaluza sin mirar atrás. "¿Qué coño ha sido eso?...", pensó ya encerrada en su habitación. Los latidos desbocados de su corazón la mantuvieron un buen rato despierta sin saber qué hacer.

Madrid 4.30 a.m

Iris y Natalia se tomaron su tiempo. El silencio en el taxi se prolongó en casa mientras se turnaban el baño para desmaquillarse y cambiarse. Cuando Iris salió del aseo, se encontró a la morena sentada en el sofá esperándola. No quería afrontar aquella conversación, pero sabía que se merecía una disculpa, una explicación, y tras un profundo suspiro se armó de valor.

- Siento lo de esta noche, ¿estás bien? -se disculpó torpemente, le dolía haberse aprovechado de su amistad-.

- Creo que eso debería preguntártelo yo a ti, ¿no crees? -le contestó ella mirándola, a la espera-. ¿Qué coño ha pasado en la pista, Iris? Y no me digas que de repente te has enamorado de mí, porque nos conocemos.

La pelirroja se sentó a su lado, ¿cómo poner palabras a algo que ella misma quería negarse?

- No sé lo que ha pasado, yo... - se le puso un nudo en la garganta. Sabía que debía ser franca con Natalia, con ella misma, pero todo era tan complicado de repente-. Todo estaba tan bien, ¿sabes? –la miró a los ojos-. Llevo meses centrándome tan sólo en vivir un día tras otro, en hacer todo lo que me dicen y tú me has ayudado tanto con todo esto que, no puedo explicarlo.

La morena vio como algo paralizaba a su amiga, le cogió la mano para darle apoyo.

- Si puedes, simplemente dilo, no te lo calles –la animó a seguir hablando-.

- Tengo miedo, creí estar bien pero es como si la rueda se hubiera parado de repente y no sé si la puedo volver a poner en funcionamiento –los ojos de Iris brillaron angustiados-.

Nat quiso decir algo pero no la entendía, se tomó un momento y luego prosiguió.

- Esta mañana recibí un mensaje de Xris, ¿la recuerdas? –le preguntó Iris-.

- Sí, ¿y?

- Debió pensar que estaba en Pamplona, quería verme y me puso uno de sus típicos mensajes, nada del otro mundo. Mi respuesta corporal fue inmediata, y sólo sé que me asusté.

- ¿te asustaste? ¿por qué? – quería comprenderla, pero no sabía a dónde quería conducirla Iris con aquello-.

Ella se puso de pie, nerviosa.

- Pues porque... porque... sentí deseo, ¿vale? Me he pasado el último mes vomitando por la radioterapia, después de estar cagada de miedo entre la operación y perder el pecho, y casi había olvidado lo que se siente. Todo estaba bien, pensaba que todo estaba bien, pero al recibir ese mensaje y ser consciente de lo que mi cuerpo me pedía he sentido auténtico pánico... no, no sé si puedo hacerlo, Lacunza... apenas puedo mirarme en el espejo, no quería reconocerlo... -unas lágrimas silenciosas empezaron a brotar de los ojos de la pelirroja-. Pensé que podría, pero cuando esa chica empezó a meterme mano en la pista de baile, saltaron todas mis alarmas... todo mi cuerpo se puso rígido y me aparté... -a aquellas alturas, el llanto de Iris ya era imparable-... no quiero que me toquen, no puedo tocarme. No puedo.

That was then... // AlbaliaWhere stories live. Discover now