2. Las Vegas

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Podía decir que había descubierto que era gay gracias a Nico. No porque alguna vez le gustara o tuviese dudas sobre su relación con él. Habían jugado a ser novios en la guardería, Nico se inventó algo sobre ser mayores y tener que casarse todos los días después de la merienda, pero nunca se refirió a eso.

Lo había descubierto gracias a él porque se hartó de escuchar sus historias sobre los chicos que le gustaban del instituto o las ganas que tenía de besarlos y quedar con ellos. Vio cómo Nico se pasó cantidad de tardes recorriendo páginas web en búsqueda de fotos de sus modelos, cantantes y actores favoritos. Luego las imprimía y pegaba en su habitación, haciendo un mural casi imposible con el que a veces levantaba el mal enyesado y pintura de la pared por culpa de los adhesivos. A él no le importaba y Harry reía cuando eso pasaba, siendo su cómplice y mirando de más los rostros y cuerpos de aquellos chicos antes de recortar y pasarle más fotos. Eran esos cuerpos y no los femeninos los que llamaban su atención, los que poco a poco se fueron convirtiendo en los coprotagonistas de sus involuntarias fantasías. Porque Nico también le hablaba de las novelas que leía, películas, series...

Más bien se abrió gracias a él, y eso era difícil teniendo en cuenta que su vida se formó siendo completamente hermética. Nico siquiera se sorprendió cuando hizo su primer comentario sobre lo atractivo que le parecía un chico de un anuncio de la tele, simplemente opinó que otro estaba mucho mejor. Y sin más. No se lo había dicho a sus padres, no veía la necesidad dada la ausencia de su vida social. Le gustaban los chicos, pero a través de una pantalla. Cuanto más tremendamente inalcanzables fueran, mejor. Prefería ser el protagonista de aquella cantidad de historias en sus propias fantasías, creando un guion alternativo, inventándose en sí mismo un atractivo imposible y, por su puesto, siendo alguien totalmente distinto, alguien que ni siquiera conocía el significado de la palabra hemofilia.

En definitiva, para Harry salir del armario era algo innecesario, casi tanto como la posibilidad de vivir una vida diferente a la que planeaba. ¿Él con pareja? Era incapaz de imaginarlo.

Estudiaba a distancia un ciclo formativo de administración y finanzas. Al terminarlo podría trabajar en una oficina, un amigo de su padre le había comentado que hablarían de ello llegado el momento. Por otro lado, tampoco descartaba algún trabajo desde casa. Llevar la contabilidad de una empresa, atender a clientes por teléfono... No se imaginaba haciendo otra cosa.

Pero algo que tampoco se imaginó fue un viaje a Las Vegas. Porque era real, se iba a Las Vegas. Quería verlo como un paréntesis en su cuidada planificación, quería probar a ser otro en ese viaje, las palabras de su madre seguían clavadas en su mente, así que la mejor opción que vio para que no retumbaran demasiado fue hacerle caso a Nico. En todo.

Su mejor amigo se encargó de cada detalle y por eso, dos meses y medio después, estaban camino al aeropuerto en el coche de su padre. Nico dando botes en el asiento del copiloto y el portabultos atestado. El camino se le hizo demasiado largo.

Habían escogido la primera fecha que ofrecía el premio. Harían escala en Londres y luego tomarían allí un vuelo directo hasta Las Vegas. La segunda fecha tenía la escala en Nueva York, y aunque a Nico le parecía un sueño únicamente pisar el aeropuerto de la Gran Manzana, se decantaron por la primera opción ya que el trayecto era de cuatro horas menos.

Harry no tuvo problemas para viajar. Visitó el Centro de Vacunación Internacional y tuvo al día los documentos redactados por su médico para llevar consigo la medicación y su carné de hemofílico. Estados Unidos no tenía restricciones con su condición, todo lo contrario, había incluso investigado la cantidad de centros que trataban su enfermedad en el país. El premio también incluía un seguro médico de viaje, sorprendentemente todo estaba cuidadosamente atado; los trámites no le ocasionaron los dolores de cabeza que había llegado a imaginar. Ni siquiera haberse ido a sacar el pasaporte con Nico había sido un jaleo.

As de picasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora