Se han reído de la sinceridad
cristalina en su mirar pesaroso,y la luna pálida,
en una tarde que aún no se cansa
de observar su lento andar.Por las calles rotas
y la soledad que rodea a las personasevadiendo la emoción del contacto
y la vida en sí misma.
Abstraerse hasta desaparecer,
¿cómo podrían saber sobre la fragilidad de sus muñecas?Agotadas,
tratando de comunicar todo lo que no fue capaz de alcanzar una vozmás allá del viento que siente
pero que no ve.Un malestar que marchita
sus párpadosy mantiene sus ojos cerrados
deseando nunca dejar de soñar
con una estrella fugaz.
La apatía de un universo
sin empatíadonde los sentimientos son una carga
que nadie está dispuesto a soportar.
Excepto que
no está dispuesto a soltarlos hilos de su corazón
y la paz al sentirlo latir,
por la maravilla que aún es capaz de encontrar
en las esquinas,
un vistazo de luz
y la esperanza renace.
La humanidad
que cubre con amabilidad
los defectos
que magullan su alma.