Como perseguir
un sueño
que se desvanece,
la melodía que toca sus labios
se agrieta hasta deshacerse
en un cristal de sal
que acaricia las viejas heridas.
La constelaciónes
brotando de su espalda,
el destello de las grietas
que transmuta
hasta conseguir
membranosas alas
de bruma y luz tenue.
El espejismo de
una mentira palidece
y flota en el aire
como vapor,
en un intento de
mantener cálido su corazón.
Aun cuando haya quienes soplan.
Meditar sobre emociones
fugaces
y el titilar
de sus miradas
a la búsqueda de
un nuevo existir
que sumerja la apatía
que arrastra de la yema de sus dedos
para que estos no
delanten
la juventud
agotada.
Como escarcha artificial
y verbos participos
esparcidos en el piso,
se pierde dirección
a medida que el camino
se hace más amplio
y los tesoros más pequeños,
remotos,
imaginarios.
Queda fantasía bajo la alfombra
cuando la realidad se va,
dejando magulladuras
en galaxias que ya no están
porque se absorben en los agujeros negros
de sus pupilas
vacías.
Mira sin ver
y canta sin oír,
ensueño de la adultez
y la agonía de perder algo
que cuando niños
no sabían poseer.
Alegría de no saber
y la filosofía
del poder
que destruye sin tocar,
manos de cristal.