Capítulo 2

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Miércoles 11 de Marzo

Una propaganda de Señal Marsurya terminaba y daba paso al comienzo del noticiero, toda la casa del gobierno estaba preocupada, la reciente ley que acababan de aprobar ponía a todo el personal con piel de gallina pero los nervios que sufría Ted no los superaba nadie de los allí presentes. La ley consistía en la permanencia de los extranjeros dentro del país, estos podían quedarse un plazo más extenso del que había antes solamente si tenían verificado el NDI (Número de identificación). El NDI fue también un tema de lucha en Marsurya, sabían que al ser aceptado estarían más controlados, ya que dejarían atrás el documento típico y pasarían a tener un número de identificación en la parte superior del codo izquierdo, Ted quería hacer lo mismo con los extranjeros que ingresaran para así tener aún más el control de cada persona que se encontraba dentro de su país. La ley del NDI había causado ciertos problemas pero muy menores, Ted consiguió persuadir con el uso de las palabras y así calmar a la población para evitar problemas mayores.

-La nueva ley relacionada con los extranjeros ha sido aprobada en el día de hoy, según las opiniones de algunos entrevistados el mayor conflicto que les genera es el siguiente. La molestia que les genera es obviamente la presencia de extranjeros, todos sabemos que somos un país muy arraigado a lo nuestro y otorgarles el NDI para que permanezcan más tiempo entre nosotros es algo que preocupa a la población. Por otro lado, el presidente Ted Miller supo apaciguar estas opiniones comunicando a qué objetivo apuntaba con esta nueva ley, otra vez logró un buen trabajo.

Los nervios se calmaron y la casa de gobierno volvió a su estado de todos los días, mientras que Ted se dejó caer en su silla.

-Bien... -susurrando con cierto tono de felicidad, su teléfono de mesa sonaba-.

-Dime, Cindy -respondió sonriente- ¿qué pasa ahora?

-Es Arthur Collins, dice que es urgente hablar con usted ¿le digo que está ocupado? -No, no, no, déjalo, veamos qué sucede. -La sonrisa se le borró del rostro- Ya lo ignoré por muchos días, no puedo continuar así.

-Entendido, enseguida le comunico.

-¡Ted! ¿eres tú? -se podía notar que estaba un poco enojado- ¿estás ahí?

-Sí, estoy aquí, Arthur, ¿cómo te encuentras? -su brazo izquierdo era el reposo de su cabeza, no quería para nada mantener esta conversación.

¿Qué importa eso? dime, el tipo que mandaste a terminar el edificio...

-Sí, ¿qué pasa con él? -cortaba a Arthur sin intenciones de hacerlo-.

-Nada, no pasa nada, ¡es un completo desastre!, según él, el edificio está terminado pero lo primero que veo es que aún faltan muchos arreglos, dime -bajando el volumen de su voz- tiene estudios, ¿verdad?, porque no lo parece.

-Tranquilo, Arthur, tiene estudios, pero no entiendo lo que dices, es amigo, es de fiar, déjamelo a mí y hablaré con él.

-Está bien, espero tu llamada, esto se está atrasando más de lo normal, antes de que te hicieras presidente el edificio tendría que estar finalizado y en uso, adiós.

Arthur estuvo llamando toda la semana por este problema y Ted lo ignoró completamente, pero ya sabía que era suficiente, Ted no soportaba para nada a Arthur y escuchar su voz ya lo ponía de mal humor, trató de olvidarse de esta charla y nuevamente una llamada provocaba el sonar del teléfono. Su más fiel compañero en la casa de gobierno quería hablar. Andrew Foster, la mano derecha de Ted, se podría llamar, era el más fiel y el nuevo amigo dentro del nuevo trabajo de Ted, siempre estaba ahí para dar consejos, buscarle la solución a los problemas y, en resumen, a cualquier cosa que se le proponía, él haría su máximo esfuerzo para completar el trabajo. Apenas más alto que Ted, sin cabello, una barba recién afeitada y unas cejas prominentes. Vestido formalmente y con su camisa que le quedaba un poco ajustada por lo fornido que estaba, se notaba que le gustaba ir al gimnasio.

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