Hermione Granger Y La Orden del Fénix

CAPÍTULO 8

Aclaración: Esta historia está basada en personajes y situaciones creadas por JK Rowling, y pertenecientes a ella misma y editoriales. Ninguna ganancia económica se obtiene, ni se infringen los derechos de copyright. Algunos diálogos y descripciones de JK Rowling son brillantes, y se utilizarán apropiadamente dentro de los diálogos del Fic, mismos que pudiesen ser citados en las notas Post-fic del Autor.

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"¡Hey, Hermione, espera!"

Hermione se dio vuelta, y esperaba con impaciencia a Neville Longbottom mientras corría hacia ella. "Buenos días, Neville" dijo amablemente.

"¿Está bien Harry?"

Todos los otros pensamientos en su cabeza se detuvieron al instante.

"¿Por qué no iba a estarlo?" Hermione preguntó con ansiedad. "¿Le ocurrió algo?"

"Oh, bueno, sí" respondió Neville, bastante nervioso al haber traído el tema y ver el rostro de Hermione. "Se puso anoche bastante mal, y divagaba sobre el papá de Ron, decía que estaba herido o algo así, la profesora McGonagall y Ron se lo llevaron a alguna parte, y nunca regresaron... Hermione?"

Hermione, al oír esas palabras, rápidamente se echó a correr hacia el Gran Salón, corrió tan rápido que tuvo que meter las manos para abrir las puertas y evitar chocar directamente con ellas, ya que llevaba mucha inercia. Un examen rápido del Gran Salón puso de manifiesto que ni Harry ni Ron estaban allí, y tomó nota de que Fred, George, y Ginny estaban ausentes también. Por supuesto, todavía era temprano, y todos ellos podrían estar dormidos, pero Neville había dicho que Harry y Ron no habían regresado, y si algo le había ocurrido al señor Weasley, todos los chicos Weasley habrían sido notificados, y si la lesión era lo suficientemente grave, probablemente salieron de Hogwarts para verlo.

Sus ojos automáticamente fueron hacia la Mesa Principal, y vio que Dumbledore y Snape tampoco estaban presentes. Ellos eran miembros destacados de la Orden, y si algo había sucedido, probablemente habrían ido a ayudar. Pero la profesora McGonagall todavía estaba aquí, y Neville había dicho que fue ella la que llevó a Harry y Ron fuera del dormitorio, así que ¿no se hubiera ido ella también?

La profesora McGonagall pereció sentir la mirada y se puso en pie, pero antes de que Hermione pudiera dirigirse hacia ella, la profesora levantó una mano a manera de alerta. Hermione se dio cuenta de que la profesora Umbridge estaba sentada a dos sillas de McGonagall, y también observó que la profesora de DCAO no se veía contenta en lo más mínimo. McGonagall señaló ágilmente con un dedo de la mano hacia la puerta de una de las cámaras laterales de la sala, y Hermione asintió con la cabeza discretamente, en silencio recorrió su camino hacia la puerta, y la profesora McGonagall hizo lo mismo.

Mil preguntas zumbaban alrededor de la cabeza de Hermione - le quería preguntar sobre Harry, por el señor Weasley, acerca de Ron, si algo había pasado con tú-sabes... Voldemort, si había algo que podía hacer. Pero una vez que la puerta estaba cerrada y bloqueada con un movimiento de la varita de McGonagall, Hermione descubrió que no tenía que decir una palabra.

"Señorita Granger, tendremos que ser breves", dijo escuetamente McGonagall. "Pero le aseguro que el Sr. Potter está bien, sin embargo Arthur Weasley ha sido lesionado, y el Sr. Potter y los Weasley se han ido a comprobar su estado. No sabemos el alcance de las lesiones de Artur en este momento, pero el profesor Dumbledore me pidió que le informara que él personalmente, le dará los detalles tan pronto como lo sepamos todo". Cualquier cosa que su profesora estaba por decirle, Hermione ya no lo supo, porque alguien en ese momento movió la manija de la puerta bruscamente. McGonagall rodó los ojos a Hermione y abrió rápidamente la puerta. Efectivamente, era la profesora Umbridge quien dio unos pasos hacia dentro de la habitación, su cara estaba tan rosa por el esfuerzo realizado, como su atroz traje. "Ah, Dolores", dijo McGonagall con glacial cortesía: "No sabía que estabas afuera. ¿Hay algo que pueda hacer por ti?"