Capítulo 2

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Hay personas que simplemente no soportan el sonido del despertador en la mañana y que si se trata de una canción pasan a odiarla absolutamente. Yo no soy una de ellas. Así que cuando "Thnks fr th mmrs" comenzó a sonar a las siete en punto como debía me desperté y me resigné al primer día de instituto.

Salí de la cama e hice una mueca de dolor, mi cuerpo se estaba vengando por cómo lo castigué anoche en el gimnasio. Sabía que el pobre saco no tenía la culpa de nada pero había necesitado algo sobre lo cual descargarme. Golpearlo tan fuerte como podía hasta que el dueño me había mandado a casa diciendo que ya era demasiado tarde y era suficiente había parecido una buena opción.

Subí el volumen del Ipod y salí de mi habitación. El departamento no era muy grande aunque tampoco era necesario mucho espacio ya que estaba la mayor parte del día vacío. (Excepto por Stelle, la dama de servicio.) Había una pequeña sala de estar, una bien equipada cocina, un corto pasillo con dos dormitorios a la izquierda y un baño a la derecha, y al final el dormitorio de mamá con su lujoso baño dentro incluido.

Crucé el pasillo y me interné en el baño que la mayor parte del año era únicamente mío. Cepillé mis dientes, lavé prolijamente mi rostro. Me detuve al ver mi reflejo, la suave toalla aún en mis manos. Miré a la chica frente a mí, definitivamente no era la misma estudiante que había asistido el último día. Esta chica sabía más de lo que debía, había visto y vivido cosas que nadie más conocía, se había relacionado y enfrentado con personas que alguien normal jamás sabría de su existencia.

Ni una gota de maquillaje encima, mi pijama arrugado, mi cabello aún por peinar y sin embargo un joven alguna vez me había visto así y me había dicho que era linda a pesar del poco tiempo conociéndonos y la gran tensión entre nosotros. La fina cinta roja atada alrededor de mi muñeca derecha llamó mi atención. Sacudí mi cabeza queriendo deshacerme de aquellos pensamientos y dejé la toalla.

Volví a mi cuarto. Mi uniforme, planchado e impecable, me esperaba colgado de una percha. Paul, el asistente de mamá, se había ocupado de tenerlo listo para hoy. Una prenda azul, una prenda blanca y una prenda roja. Qué colores tan originales para tratarse de un instituto británico-francés. Me ocupé primero de arreglar mi cabello y luego de vestirme. Lo único bueno del uniforme del instituto era que mientras respetara la regla de los tres colores presentes podía combinar mis prendas predeterminadas como deseara. Así que me puse la falda azul (un poco más corta de lo que en verdad debería), la camisa blanca y el blazer rojo. Miré las medias y los zapatos que debía ponerme y luego miré mis L&V. La decisión fue evidente. No importaba, empezaría el primer día con reclamos respecto a mi vestimenta si algún preceptor me atrapaba pero nadie me quitaría mi estilo.

Me detuve frente al espejo de mi dormitorio para maquillarme y terminar de arreglarme. Anillos, brazaletes, mis lentes oscuros Vogue, mi mochila de cuero con los libros dentro. Acomodé una pelota de tenis detrás y atrapé un cabello al cerrar la puerta. Si alguien entraba durante mi ausencia lo sabría. Antes no había visto el sentido en esto, nada más que un juego que tenía con mi hermano Ethan. Ahora sí y no había una vez que saliera sin hacerlo.

Crucé el pasillo escuchando el sonido de las noticias, el televisor pantalla plana que había en la sala frente al sillón de cuero negro estaba encendido al igual que cada mañana. Me paré al ver al hombre reportando en Picadilly Circus, la tarde del día anterior. Alguien había muerto.

Maldición.

Yo había estado allí con Cam en aquel momento. Recordaba el cielo ennegrecido por la intensa tormenta, los truenos haciendo temblar el mundo, una multitud alterada reuniéndose en un punto mientras se comunicaban mediante gritos. Yo había estado allí, en aquel momento, y no había sabido lo que sucedía ni me había quedado para averiguarlo.

Valentino (Pandora #2) **Disponible en físico y e-book**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora