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  — ¡Alfa! 

Ante la interrupción, el aludido cambió el foco de su atención para observar al intruso con una ceja alzada. No tenía la costumbre de ver a los miembros de su manada entrar sin pedir permiso antes, mucho menos si se hallaba en medio de un asunto importante, y que para rematar el culpable de tal acto no pudiera siquiera respirar con normalidad. Por esas razones, se enderezó en su puesto mientras le hacía una seña a su hijo para que aguardara, mirando al tembloroso beta que se apoyaba en sus rodillas y aspiraba aire con violencia y desesperación, completamente fatigado.

Lo único que venía a su mente al ver a un miembro de su manada en aquellas condiciones era algo que no le gustaba para nada, y a lo que jamás podría acostumbrarse por más que, siendo el líder que era y había sido por largos años ya, las recibiera una y otra vez. 

Malas noticias.

Cargar una manada sobre tu espalda significaba tener ojos en todos lados y tiempo de reacción admirable, porque debías tomar decisiones rápidas y, sobretodo, acertadas para poder cuidar a todos. Y aunque jamás pensaría siquiera decirlo en voz alta, Jeon Sungjung temía algún día equivocarse. No importaba que su reinado estuviera poco a poco viendo su final, con su hijo preparado para recibir el cargo, él aún sentía el deber de proteger a toda costa a su gente.

  — ¿Qué sucede, beta? —su voz grave retumbó en la habitación, oyéndose más bien seria para los nervios que picaban en su interior. Mantuvo su semblante en blanco mientras observaba al mensajero.

— Problemas, alfa. 

Suspiró, porque se lo veía venir. Le dio una rápida mirada a su hijo, sintiendo un punzadón de orgullo al verlo de brazos cruzados y con una expresión ilegible. Sin embargo, sabía que estaba nervioso. Sus ojos brillaban, sus brazos se apretaban en busca de que su temblor no se notara. Porque aquellas palabras significaban algo malo, y los Jeon no podían tomarse más en serio el bienestar de su manada.

Pero Jungkook aprendería, él mismo se encargaría.

— Habla.

— U-Un... —inhaló hondo, incorporándose finalmente y mirándole a los ojos, sopesando cómo debería decirlo— mensaje. Los Min nos han enviado un mensaje.

Y se tensó, porque los Min no se pronunciaban a no ser que fuera algo realmente pesado.

— I-Intentamos contactarlos pero no respondieron más después de eso. No sabemos qué hacer, señor —el alfa apretó sus manos, levantándose de su posición y caminando hasta el beta.

— ¿Cuál es el mensaje?

— Están movilizándose, señor. Manadas aliadas han estado llegando sin parar a los territorios de los Kang, y reportaron también que están cazando a los espías —ninguno de los Jeon lo admitió, pero sintieron perder el aire con ello. Los Min eran, como poco, un órgano vital de sus tropas, y más allá, importantes seres queridos.

— ¿Qué hay de los Ki? —Jungkook preguntó, luciendo desesperado y buscando alternativas. El beta negó, apenas desviando su mirada para observar al futuro alfa.

— Tampoco recibimos respuesta.

Y, aunque los cimientos de la tan adorada paz que tanto habían luchado por mantener, aquella que hacía los días primaverales más hermosos y los días de invierno más luminosos y cálidos, aquella que hacía que los omegas se sintieran tranquilos, que los betas se relajaran y que los alfas disfrutaran de sus familias, aquella que había arropado como un manto a su manada y los había encerrado en una burbuja de amor y felicidad, aquella que les había permitido conocer otro lado de la vida, la que él tanto había luchado y perdido por obtener... estaba desvaneciéndose ante sus ojos, Jeon Sungjung sólo asintió, dándole el pase al beta y mandando a su hijo a retirarse.

❝TEASE❞ »kim taehyung, bts v.Where stories live. Discover now