El cambio de Piel

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— ¿Qué haces aquí?— preguntó Sweet Pea al ver a Betty sentada sobre una roca al margen del lado sur.
— Sólo estoy... pensando— murmuró ella.
— Pensando ¿En el?— sugirió.
— Si. Digo ¡No! Es decir, ¿Sabes algo?— A Betty se le subieron los colores tras la sugerencia de Sweet Pea.
— Los escuche ayer cuando discutían ¿Estas bien?— Sweet puso su mano sobre el hombro de ella en un acto de comprensión.
— Lo quiero pero a veces es tan complicado estar con él— susurró ella con la mirada perdida en los remolques.
— Las serpientes son complicadas— dijo Sweet, encogiéndose de hombros.
— Y ese es el problema. Esta tan metido en su mundo que termina por dejarme de lado. Y parece que está vez es definitivo— La rubia se cubrió el rostro con las manos, cansada.
— Pues, ahora es tu mundo también, después de lo de anoche oficialmente eres una serpiente—   S.P. sonrió cuando un recuerdo particularmente lascivo vino a su mente. Y sus palabras causaron que la chica de a lado se pusiera de pie en un brinco.
—¡Eres todo un genio Sweet Pea! Tienes toda la razón— Por la emoción del momento le dio un rápido abrazo a Sweet, quién quedó tan aturdido que para cuando se dio cuenta la pequeña Cooper ya no estaba.

— ¿Estas segura de esto Betty?— preguntó Ronnie preocupada. En cuanto Betty la llamo para pedirle de urgencia que se presentará en su casa de inmediato pensó lo peor, sin embargo ahora que escuchaba la idea de la rubia se sentía más bien confundida.
— Nunca había estado tan segura de algo—
—Las serpientes no son mis mejores amigas— interrumpió Cheryl, que también había sido invitada— Pero realmente te hace falta un cambio de look, así que yo estoy súper de acuerdo con esto— Betty se mordió el labio inferior al ver como ambas chicas vaciaban las maletas llenas de ropa que había traído con ellas, quizá ese sería el comienzo del fin.

Después de horas, Betty por fin pudo mirarse al espejo. Llevaba unos botines negros de cuero al estilo tomboy con agujetas. También usaba una falda de cuero negro más arriba de la rodilla y una camisa a cuadros roja con las orillas amarradas sobre el ombligo. Su maquillaje siempre rosado y discreto ahora tenía tonos más sombríos, a excepción de sus labios que combinaban con su camisa en un color rojo fuego. Si icónica coleta por fin había desaparecido y ahora su cabello caía en ondas alrededor de su rostro en ondas definidas.
— ¡Oh la la!— dijo Cheryl sonriendo.
— ¿Y cuál es el plan?— preguntó Ronnie aún muy poco convencida.
— Iré al gusano blanco como todas las serpientes acostumbran—
— ¿Qué le dirás a Alice?—
— Ella cree que hoy dormire contigo, así que igual pueden hacer una pijamada— Betty sonrió mientras salía cautelosamente por la ventana.

Aunque esa noche el gusano blanco se veía menos lleno, de igual forma había bastante gente. Betty respiro profundamente, había llegado la hora de entrar.
Quizá escogió un mal momento, o tal vez la suerte estaba en su contra, pero en el segundo exacto en el que entró, Jughead que jugaba billar al fondo levanto la vista, y sus miradas se encontraron. Jamás lo había visto tan sorprendido, pero no supo descifrar si fue alegría o deseo lo que brillo en sus ojos.
Y para cuando se dio cuenta ya lo tenía frente a ella.
— ¿Que demonios haces aquí Elizabeth Cooper?— escupió el joven Jones con desagradó.
— ¿No lo sabes? Soy una serpiente ahora Yoggi—

Nido de SerpientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora