Perfecta Serpiente

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— ¿Qué tal la pasaste anoche?— preguntó Ronnie apoyada en el casillero de nuestra amigable rubia.
— Fue bastante divertido— dijo ella, sonrojada— De hecho, decidimos comer juntos hoy después de clases—
— Wo, wo, wo ¿No van demasiado rápido?— advirtió Verónica preocupada.
— Estamos saliendo como amigos Ronnie, solo es conocernos— excuso Elizabeth. — ¿Tú cómo te has sentido? —
— Pues, esperaba náuseas y vómito todo el día, pero en su lugar solo he tenido una exageración de sueño— comentó la morena para bostezar un segundo después.
— ¿Falta mucho para informarle a Archie?—
— Mi confirmación es en unos días, paciencia Betty—.

Sweet Pea esperaba pacientemente a que Betty terminará sus clases, para llevarla a comer. Su estómago le dolía de los nervios, y cada cierto tiempo revisaba el maletero de su motocicleta para asegurarse de que todo estaba en su lugar.
Y en el momento que menos esperaba, Elizabeth Cooper salió por las puertas de la escuela. Se veía radiante, con su cabello semirecogido por dos pequeñas a forma de diadema que se unían atrás de su cabeza y todo lo que estaba suelto le caía en ondas. Usaba la chaqueta serpiente, con una blusa azul de botones, que él podía jurar ya había visto antes. Y aunque sus piernas estaban cubiertas por un pantalón de mezclilla rasgado, aún así se notaba cuan torneadas estaban, producto, tal vez, de los ensayos con las Vixens.  Pero lo que más lo encantaba, eran sus labios, rojos a lo Cheryl, costumbre que tomó después de la noche del baile.
— Estoy lista Sweet ¿A dónde iremos? — Sonrió Betty.
— El viento nos llevará— comentó Sweet coqueto mientras la invitaba a montar a la motocicleta. — Sujetate bien, preciosa—.

El camino en motocicleta fue largo, pero tranquilo, Betty se aferraba a Sweet Pea, para asegurarse de no caer debido a la alta velocidad a la que iban, y SP lo disfrutaba, disfrutaba el tacto de cada uno de los dedos de la rubia.
Pararon al llegar al río Sweetwater, Sweet aparcó la moto junto a un árbol.
— ¿Que haremos aquí?— preguntó Betty nerviosa.
— Acércate a la orilla, te alcanzó en unos momentos— Betty alzó una ceja, desconfiada.
— No te voy a asesinar ni nada parecido— respondió nuestro guisante a la inseguridad de la rubia. Ella soltó una pequeña risa nerviosa pero comenzó a caminar hacia la orilla.
Con cuidado, Sweet saco una canasta y una cobija a cuadros del maletero de su motocicleta.
Alcanzó a Betty en la orilla y extendió la cobija con cuidado.
— Bienvenida a nuestro picnic privado— Sweet sonrió al ver la expresión de sorpresa en el rostro de Betty.
— ¿Tú preparaste todo esto?—
— Si, solo para ti— Mencionó Sweet mientras sacaba de su canasta fruta, sandwiches, jugos y dulces.  — Comamos—

*La tarde pasaba sin novedades, charlaban y reían, mientras comían fruta. El sol, brillaba en el rostro de Betty y Sweet Pea recordaba con un nudo en el estómago el momento en que empezó a darse cuenta de que sentía algo por ella. La noche del baile serpiente.
Verla, tan segura de si, sin importarle que un montón de desconocidos pervertidos la miraran, tan solo por ser parte del mundo del maldito de Jughead. Una chica como ella, capaz de dar todo por amor, no era común y si el idiota de Jones no sabía valorarla, el lo haría.
— Eres hermosa— susurro SP con un nudo en la garganta.
— Gracias— comentó Betty sonrojada.
— No es un cumplido, es un hecho. Hoy te ves preciosa, pero ser hermosa es parte de tu escencia, tu cuerpo y tu personalidad tienen un equilibrio tan perfecto que sería imposible no fijarse en ti— Sweet la miraba fijamente, como si fuera la primera vez que la veía, apreciando cada detalle de su rostro. Betty soltó una ligera risa nerviosa.
— No se ha donde quieres llegar— dijo ella, mordiendo su labio inferior.
— No tengo ninguna doble intención, he visto como te han dejado de lado y quiero valorarte como te mereces— con delicadeza, Sweet Pea posó su mano sobre la de Betty y ella no la quito, eso era una buena señal.— Eres perfecta— Betty alejo su mano instintivamente al escucharlo decir eso.
— No lo soy— sentenció.
— No eres una persona sin defectos, eres terca, eres insegura— comentó el, mirándola firmemente a los ojos— Pero aún con todos tus defectos y pecados, tu eres perfecta para mi— Betty lo miró, nadie había sido tan duro con ella y a la vez tan dulce.
Ambos se miraban, reinaba un silencio que emanaba paz, y con el corazón en la garganta Sweet Pea se acercó hacia ella poco a poco. Betty no se alejó, al contrario, se acercó al mismo ritmo que el, como dos imanes bailando al son de su atracción.
Y esa atracción colisionó en un beso. Un beso dulce, rítmico, inseguro al principio pero apasionado conforme avanzaba. Un beso que ninguno los dos se había dado cuenta de cuánto tiempo llevaban esperándolo.
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¡He vuelto!
Disculpen la espera, me ahogue en tarea un momento, pero regresé a darles este pequeño regalo de San Valentín. Espero les guste. Si les gusta esta narración, les recuerdo que también tengo otra novela por si quieren leerla.
¡Las quiero!
Tuve unos problemitas con el capítulo, espero ya se hayan arreglado

Nido de SerpientesWhere stories live. Discover now