Capítulo Siete

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Capítulo Siete. Hades

Me removí en la cama cuando la melodía molesta de un teléfono no dejaba de sonar. Me relaje cuando termino, pero solo era para que empezara a sonar nuevamente.

—¿Puedes contestar? De los dos, eres quien tiene ese tono molesto.

Nuevamente sonó la melodía. Tenía la duda entre seguir durmiendo o contestar. Elegí la segunda opción por si había algún problema y necesitaban de mi ayuda. Sin ver quien era, conteste el teléfono sintiéndome adormilada.

—Señorita Athens, que bueno que contesta.—la voz de Kaine me tomo por sorpresa.

¿Qué hacía la secretaria de Gian llamándome?

—Kaine, que sorpresa, ¿A que se debe tu llamada?—me levante de la cama rápidamente.

—Como es la nueva asistente personal de Gian, me preguntaba si sabía el motivo por el cual el Señor Caccini aún no ha venido a la empresa.



Lo único que sabía de Gian era del gran momento que tuvo ayer.

—Por ahora no puedo darte alguna información, pero me voy a reunir con el Señor Caccini en unos momentos. Te daré más información cuando la consiga.

—Gracias.—colgó antes de que pudiera decir algo.



Mire el teléfono sin creer que me había adquirido ese tono de voz arisco repentinamente. Desde que la vi supe que era un poco rara.

Deje el teléfono donde estaba anteriormente para luego dirigirme al baño donde cepille mis dientes con el cepillo que tenía en caso de emergencia, por si me quedaba aquí mucho tiempo. También tenía ropa de emergencia en otra habitación.

Respire fuertemente el aroma varonil que desprendía la ducha de Odin. Me estaba por bañar usando su jabón y utilizando su shampoo porque los productos de los hombres siempre tenían a un olor fuerte y duradero.

Cerré mis ojos para poder eliminar cualquier rastro de shampoo de mi cabello y escuche como la puerta era abierta para luego escuchar el sonido de alguien que estaba orinando.



—¿Dónde vas? ¿No era que íbamos a la galería?—preguntó Odin en confianza abriendo la puerta de la ducha.

—¿Qué carajos?—dije abriendo los ojos haciendo que un poco de shampoo entrará directo a mis ojos. Grité y el río.



—No te pongas así, amor. No estoy viendo nada que no haya visto antes.



Abrí los ojos cuando creí que ya han a eliminado todo rastro de lo que era el shampoo y mire al chico que estaba frente a mi.



—Tengo que ir a ver al idiota de mi jefe.—rodee los ojos.—Agradecería que salieras de mi espacio personal y que, por favor, me hicieras algo de comer.



El salió y cerro la puerta de la ducha para seguir molestando detrás de ella.

—Cariño, yo te estoy ayudando dándote un lugar donde dormir, bañarte, estas utilizando mi shampoo. ¿Por qué tú no me puedes hacer el desayuno?



Dulce VenenoWhere stories live. Discover now