Capitulo 21: "Meeting Liam Payne"

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{Una pequeña maratón!}

*Narra Autor*

Valerie seguía caminando por las calles, el centro de aquella hermosa ciudad no quedaba muy lejos de allí. Ya se había adaptado a las calles, y hasta había avanzado algo de italiano ella sola en estos dos días ¿Su corazón? Pues seguía roto, tan roto que se podían ver los pedazos. Sus ojos todavía tenían ese tono rojizo, y su rostro tenía las cicatrices de las lágrimas que caían. No se sentía orgullosa de ser una mujer débil, pero se sentía orgullosa de saber como levantarse y seguir adelante.

En el centro había de todo, verdulerías, centros de ropa y mercados de pesca. Todo era bellísimo a pesar de ser un simple mercado. La gente vagabundeaba a travez de los puestos comprando cosas, mientras yo me concentraba en un simple objetivo; buscar empleo.  

-Mi scusi signore, sapete se da qualche parte stanno chiedendo alle persone di lavorare? –Exclamó la morocha mientras el joven volteaba. Era un muchacho de dos o tres años mayor que ella, increíblemente bello. Sus ojos miel dejaron completamente paralizada a Valerie, hasta que esta finalmente tragó saliva. El viento movía sus cabellos castaños en dirección al norte, tirándolos para atrás. Era musculoso, y de una perfecta sonrisa. La miró de arriba abajo, analizándola.  

-Hablas muy bien Italiano para ser de Estados Unidos. –La chica lo miró bien, estaba asustada ¿Cómo sabía él, que ella era de Estados Unidos?

-Disculpa… ¿Cómo sabes que soy de allí? –Murmuró mientras caminaba un paso hacía atrás.

-Pues, eres hija de Simon Cook. Además, déjame decirte que tienes aires a extranjera, no pareces de Venecia. –Se limitó a decir el muchacho mientras tomaba su mano y la besaba. –Soy Liam James Payne, un gusto.

Valerie sacó su mano bruscamente. Se estaba sonrojando, y no era bueno. No si aquel joven solo decía conocerla por su padre. Es decir, estaría ligada a él de por vida si no hacía algo pronto para cambiarlo.  

-No respondiste a mi pregunta… Liam ¿Hay alguien de aquí que esté solicitando un empleo? –Contestó fríamente, él se dedicó a soltar una sonora carcajada. Valerie se le quedó mirando extrañada ante su reacción. -¿Qué tiene de divertido? –Escupió palabras sórdidas y frías mientras Liam callaba su carcajada.  

-¿Porqué estaría la hija de un reconocido millonario, en Venecia, buscando empleo? Lo siento, pero es hilarante. Digamos que no tiene mucho sentido.   -Mi padre me desheredó. –Contestó la morocha mientras interrumpía las últimas palabras de Liam. –Si no me quieres contestar, bien. Buscaré a otra persona que lo haga.

Valerie siguió caminando, pero Liam había quedado blanco. Como si hubiera visto un fantasma, él no reaccionaba. La muchacha estaba por cruzar la calle cuando él finalmente la tomó de la muñeca y la jaló hacía él.  

-Lo siento Valerie. –Escuchar su nombre, sin que ella se lo haya dicho, en boca de un desconocido simplemente la perturbaba. Intentó soltarse, pero el muchacho era fuerte. –Valerie, te diré en dónde buscan a una muchacha como tú; pero a cambio, tendrás una cita conmigo. –Respondió el muchacho. Valerie se sentía indignada, casi aterrorizada ante la propuesta de Liam. No tenía otra alternativa, el poco dinero que tenía se le estaba agotando.  

-De acuerdo. Pero, me lo dirás si o si...    

*Narra Valerie*  

Seguí caminando con Liam. Era impresionante las cosas que sabía sobre mi padre, e incluso sobre mí; asustaba un poco. Caminamos por todo el mercado, y mientras lo hacía, miraba para intentar buscar algún empleo disponible. A decir verdad, Liam era un joven bastante atractivo, y todas aquellas que pasaban a nuestro lado suspiraban. O tra vez, como cuando salí con Josh, las imágenes dolorosas de, ahora, mi ex amigo Harry vagabundeaban por mi cabeza.

-Bien Val, aquí es. –Exclamó señalando un pequeño restaurant de apariencia Italiana. Le faltaban algunos retoques, pero con algo de arte sería un gran establecimiento para comer. Giré mi vista a Liam, algo confundida.

-¿Aquí es? ¿Qué es este lugar Liam? –Murmuré mientras entrabamos. Unos señores se adelantaron a saludarnos con cálidos abrazos mientras Liam dirigía su mirada a uno de ellos.  

-Ella es la chica que restaurará su restaurante. –Mis ojos se abrieron como dos platos. Es decir, me fascinaba la idea de restaurar un lugar así, pero, yo simplemente era una artista. No sabía nada de remodelaciones, y mucho menos de matemáticas; era pésima en ello.   -Liam, no creo que sea una buena idea. Soy pésima haciendo estas cosas. –Susurré mientras lo atraía a mi oído. Él sonrió y me dio una palmada en el hombro. 

–Por eso yo te estaré ayudando. Val, eh visto tus obras de arte, tu expresión y tu conexión con cada pintura que haces. Eres buena, y podrías vivir de ello tranquilamente. Confía en mí, se que harás un gran trabajo. –Soltó el castaño mientras me dirigía a los dos señores. Nada malo podría suceder… ¿No es así?

Comimos en la misma taberna, unos platos de deliciosos Spaghettis.

-Liam ¿En dónde haz visto mis obras? –Pregunté mientras terminaba de enrollar los fideos en mi tenedor, él me miró dulcemente.  

-Te eh estado viendo desde hace mucho Val, tu siempre fuiste mi inspiración. Al principio yo admiraba a tu padre, siempre quise ser como él desde que me interesé en los negocios. Y luego supe de su pequeña hija, que ahora tiene unos gloriosos dieciocho años, se mudó a Venecia. Quise conocerte, anhelaba muchísimo ser tu amigo. –Exclamó mientras sonreía. Sentía la sangre subir hasta mis mejillas para luego agachar la cabeza y mirarlo.  

-Pues, me alegra que seamos amigos. Gracias a ti eh pasado un gran rato, y eso era lo que estaba buscando. –Murmuré mientras masticaba los fideos.

El día siguió su curso, Liam era un increíble muchacho. Siempre lograba sacarme una sonrisa. El trabajo, si lo hacía bien, tendría una gran paga. Además de poder adentrarme en remodelar otros lugares similares de la zona del mercado. Estábamos en el parque, y él sonreía a todos, era como una celebridad. Llegamos a una heladería y compramos un par de helados. Dos de chocolate, nuestros favoritos.  

El día tuvo que terminar, pero a pesar de ello, yo sentía un gran deseo de volver a pasar tiempo con él. Sentía que se transformaría en un gran amigo mío, y a decir verdad, no podía depender siempre de Lottie y de Louis, por más aprecio que les tenga, debía respetar que ellos tienen que tener tiempo  

-Te dejaré mi celular Liam. –Murmuré mientras del pequeño artefacto marcaba los diez dígitos correspondientes.  

Mi hogar estaba solo, vacío. Eran estos momentos en los que anhelaba tener a Fred, mi gato, conmigo. No había dado ni dos pasos que mi celular comenzó a vibrar, una llamada entrante, de un número desconocido.

Dear DairyWhere stories live. Discover now