XII

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Ella recorrió la longitud de su cuerpo con sus delicadas manos, tan suaves como el algodón.

Cada vez que ella lo tocaba, él se sentía en el cielo. Su tacto era tan delicado, que por momentos temía ser un recién nacido. Nadie había cobijado su cuerpo de forma tan delicada.

Sus caricias lo volvían loco.

Fin.

Cuentos eróticos para eyaculadores precoces y orgasmos prematuros.Where stories live. Discover now