XV

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Los amantes yacían en una diminuta habitación, en ella solo cabía una cama individual, un escritorio, un placard, una silla y el minúsculo baño. Por toda la habitación estaban dispersas prendas de ropa masculina, calzados, muchas corbatas de moño de todos los colores se encontraban colgadas en una suerte de percherito, también en el medio de la habitación se hallaba colgado en la abertura del aire acondicionado un disfraz en tonos bordos y azules, con un sombrero que combinaba, además había una gran bandera de Brasil suspendida en el aire pero enganchada de sus extremos a algo que ella no logró ver.

En el momento que ella entro a este aposento, sus ojos comenzaron a observar todo, cada detalle, tanto de él, como de la insignificante habitación.

En el instante que él cerró la puerta, la bandera de aquel país se desprendió de lo que la sostenía, luego de que ella caminara unos cortos pasos, él la acomodó para que se viera igual que antes.

Él hablaba en un idioma que no era el nativo de él ni de ella. Su idioma natal era el árabe y el de ella el español. Lograr comunicarse era un poco complicado, pero lo hacían lo mejor posible, porque cuando hay ganas siempre se puede.

Era extraño encontrarse allí con él, pero estaba feliz porque a ella ese muchacho la volvía loca de amor y estar con él en ese lugar sería una experiencia completamente nueva e irrepetible.

Unos minutos luego de dar por finalizada la charla, él se acercó hacía ella, clavó sus grandes ojos marrones, característicos de un árabe en los ojos de la chica latina y la besó.

La pasión recorría sus cuerpos, pero ella solo podía sentir el gusto de sus labios y su saliva, sabían a tabaco.

Fin.

Cuentos eróticos para eyaculadores precoces y orgasmos prematuros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora