Capítulo Ocho

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— Mejor dicho ¿tú qué haces aquí? ¿pensé que estabas dando una práctica en la clínica?

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— Mejor dicho ¿tú qué haces aquí? ¿pensé que estabas dando una práctica en la clínica?

La joven escondió aquellas bolsas de marca y sonrió forzada: — Pospusieron mi práctica hasta que termine la marcha que empezó hoy.

Su padre le dedicó solo una mirada y esa muchacha tembló.

— Qué miserables, ni siquiera las mejores instituciones son capaces de cumplir con las fechas... —se quejó y guardo su teléfono— pero también,  ¿qué tienes ahí? se ve que no es ropa.

La joven ocultó más el objeto. Aquella bolsa contenía un lienzo mediado, unas pinturas de oleos y pinceles de calidad. Lyria sabía perfectamente si su padre descubre ese objeto, aquel seguramente se los quitaría y le prohibiría volver a dibujar por el resto de su vida.

— Cosas de mujeres —mintió con descaro forzando una suave sonrisa—.

Aquella declaración prendió la ampolleta de Paín y de inmediato se dio cuenta que ella no le hablaba con la verdad.

Olivier al escuchar y ver por aquel pequeño orificio dedujo de inmediato lo que sucedería después. Cuantas veces escucho a su amiga contarle que cuando era niña su padre rompía sus lienzos y le decía que "el dibujo es basura, no pierdas el tiempo en esa porquería Lyria".

¿Por qué ese hombre odia tanto que dibuje?

Abrió la puerta llamando la atención de ambos familiares.

— ¿Olivier?

Lyria se extrañó por la presencia del muchacho, pero se alegró al ver que aquel la había sacado de un problema.

— Hola Lyria... —la saludo y luego se dirigió donde el adulto — ¿Y cómo me queda, Paín?

La joven lo observó asombrada ¿están juntos? ¿su papá y su mejor amigo? ¿comprando ropa?.

— Te queda grande —respondió este sin ánimo y olvidando lo de hace unos segundos—.

A Paín le incomodo el ambiente, por el simple hecho que su hija este presente. De inmediato tomo su celular, contestó la llamada y se alejó para hablar.

«Eso fue grosero de su parte» pensó el joven arreglándose la ropa mientras se veía en el espejo.

— Tú... —Lyria agarró el brazo de Olivier— ¿Qué estás haciendo con él, ah?

Observó aquel ceño fruncido de la joven, se rascó la cabeza y empezó a hablar: — Verás...

— ¡Esto es increíble! —interrumpió de inmediato y con una notoria emoción— primera vez que veo a papá estar junto a uno de mis amigos, e igual, alegre y no enojado... bueno, supongo de una forma extraña —se río con un poco de nerviosismo— ¿Pero cómo surgió esto, ah? ¿tú fuiste el que quiso tener una amistad con él para tener más cercanía a mí? ¿verdad? ¿Eh, eh~?

Sugar DaddyWhere stories live. Discover now