Mi Última Carta || kooktae

Carta I

30 de Agosto

De niño mi madre solía hablarme sobre las supuestas deidades encargadas del destino y la vida, nunca le creí porque para mí solo se trataban de esas historias ficticias, cuentos que a ella le contaron en su infancia  y después, como una costumbre, me las relataba a mi.

Sin embargo, ahora que soy un adulto comienzo a cuestionarme dicho cuento.

Ya que mientras recuerdo nuestro pasado, no puedo evitar preguntarme qué tan juguetonas o crueles pueden llegar a ser esas deidades, esas que manejaron nuestro destino y jugaron con nuestra vida, con la tuya.

Tal vez el universo quería que nos conociéramos en aquella cafetería, dónde accidentalmente derramé café en tu abrigo favorito que recién comprabas, si soy sincero, no creía en las coincidencias ni en los accidentes, hasta ese día.

Ese día en el que mis ojos se hundieron en la profundidad de tu mirada, robando desde lo profundo mi pecho un suspiro digno de un idiota que parecía nunca haber visto a un hombre, o bien, que se enamoraba a primera vista.

Puede que las historias que mi madre me contaba tuvieron algún efecto en mí y por esa razón comencé a creer fielmente que la vida de cada individuo estaba planeada desde hace mucho, como en un libro de páginas infinitas, contando con el derecho de seguir las páginas ya escritas, o escribirlas por sí mismos.

Quizás lo que teníamos no estaba escrito, o mantenía sus páginas en blanco.

¿Por qué las desvergonzadas deidades no pudieron evitar nuestro encuentro? Si terminaría de tal forma. No creo que fuera difícil arrancar las páginas.

Puedo entenderlo, pero a su misma vez, no puedo comprender, no encuentro razón. Es complicado.

Atentamente,
un confundido JungKook.