Carta III

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7 de Septiembre 


En este instante estoy escribiendo desde el balcón que tiene la que fue nuestra habitación. Déjame aliviar tus penas y contarte que las plantas están creciendo como es debido, están floreciendo con parsimonia, pero de manera sana por ser cuidadas con tanta delicadeza.

Son tan bellas y fuertes que tengo envidia, ¿te cuento un secreto, mi amor? Hay veces en las que quisiera ser una planta.

La habitación parece una sala de cine con tantos momentos que se grabaron en mi corazón, reproduciéndose uno a uno en mi mente. Recordar todo lo que ha sucedido en estas cuatro paredes me inunda de melancolía, me siento ahogado porque no siento más que tristeza y siento que es injusto para ti ser recordado así.

Si las paredes de esta habitación tuvieran el don del habla, te contarían todo lo que no he escrito, lo que digo al aire en un vano intento para que lleguen a ti.

Pienso en las veces que solíamos apreciar la espectacular vista desde esta altura, nos sentábamos a contemplar el magnífico azul que pinta el cielo por el día, junto a las estrellas que palpitan de luz y a la preciosa e inmensa luna, esa esfera plateada que se presenta por la noche. ¡Oh! Mantengo presentes tus palabras cuando te dije que la luna se encontraba en la amarga soledad.

«La luna no está sola ¿no ves que las estrellas la acompañan? Son cómplices de cuándo se escapa para encontrarse con el sol. ¿Por qué crees que hay noches en las que no se ve y solo las estrellas son visibles?»

Me llamaste tonto. Aunque existe una explicación lógica, simplemente te creí y acepté mi estupidez, cómo siempre lo había hecho, dejando que continuaras hablando del romance entre la estrella roja y la luna.

Recuerdo que tus ojos estaban brillando, llenos de ilusión que reflejaban la fragilidad que te dominaba. Le pedí al cielo que no me separara de ti, que cumpliera en nosotros la relación que los amantes no podían sostener, pero recibí lo contrario.

Atentamente,
un ahogado JungKook.

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Mi Última Carta || kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora