Capítulo 4

15 7 0
                                    


Todos los domingos nosotros tres íbamos a almorzar en algún lugar tranquilo, pasábamos el día jugando a las cartas, dominó, uno y etc. Mi papa es un fanático del póquer, ese maldito póquer que todavía no pude ganarle y ni una partida. Al viejo esas cosas no se le olvidaron, es una máquina.

El placer de mi madre es preparar la comida, tortas, pasteles, muchos postres. Se le nota que eso le hace sentirse bien. Ya no trabaja fuera, es enfermera, pero hace unos meses solicitó la jubilación anticipada, quiere estar todo lo que pueda con mi padre. Cuando salimos a comer ella siempre me pide que lleve la cámara fotográfica, nunca se le olvidaba la cámara.

Para nuestra sorpresa hoy viene mi hermano mayor Jack. Por fin somos cuatro otra vez.

Nos gusta venir aquí en este parque, es una de las partes más escondida que hay en la ciudad, en frente a un lago lleno de peces, donde mi padre puede pescar. Mi madre empieza a bajar toda la comida de la caravana vieja que tenemos. Le echo una mano, mientras mi hermano ayuda a mi padre.

- ¿Cuándo vas a tener las próximas vacaciones Jack? Me arriesgo a preguntarle ya que no le gusta hablar de trabajo fuera de la empresa.

- No lo sé tío, aun no me las he planteado. ¿Me das alguna idea? Habla con la boca llena, se le cae un cacho pan por el lado de la boca. Se nota que se ríe de mi, siempre muy cabrón.

- ¡Vaya sorpresa! Siempre tienes algún destino programado con tu grupo de amigos. Coloco el labio inferior hacia fuera y levanto las cejas, exclamando la noticia. 

- Chicos, no creéis que ya es hora de descansar un poco, estáis tanto tiempo fuera de casa que casi no nos vemos. Deberíamos viajar todos en familia. Dice mi madre en una entonación entre preocupada y mandona.

- Mami sabes que estamos trabajando en un gran proyecto y que dentro de poco uno de los dos tendrá que ir a China, a negocios. Ese tema ya había salido otro día y no terminó bien.

- Ya te lo he dicho Jack, hemos hablado que nadie va a ninguna parte, tu padre está muy mal y nos necesita a todos.

Por más que quiera a mi madre creo que ella aún no se enteró que ya no somos dos niños. Pero no queremos disgustarla, así que hago un gesto discreto hacia mi hermano para que eso no se alargue.

Mi padre mira a mi madre con una mirada muy enfadada.

- ¡Pero que mala eres! Lo dice interrumpiendo la situación. - Mi madre me dijo que puedo ir a nadar. ¿Dónde está mi mama? Mi padre tiene esos momentos donde no sabe lo que dice, se pone nervioso, y luego va empeorando la situación.

Voy al lado de mi madre y la tranquilizo.

- Mejor que no hablemos de eso ahora mama.

- Vale chicos, le voy a servir la tarta de naranja que preparé. ¿A quién le apetece? Se da la vuelta hacia mi padre. - Chicos. Grita desesperadamente. - ¿Dónde está papa?

Corro para dentro del lago donde veo mi padre que ya se está ahogando, dejo todo lo que estoy haciendo y nado hacia él lo más rápido que puedo, mi cuerpo y mi corazón están congelados. Mi hermano también está metido en el agua y me ayuda a sacarlo, una vez que lo tenemos fuera, le hago un masaje en el pecho ayudándole que pueda respirar, mientras mi hermano le sopla la boca manteniendo sus pulmones llenos de aire. En un momento pienso que eso es una película, mi cabeza no puede procesar todo, cuando creo que ya no puedo más hacerle el masaje, el viejo por fin abre los ojos y vomita agua.

Creo que es hora de irnos a casa. 

Encuentro de almasWhere stories live. Discover now