Capítulo 11

7 2 0
                                    




Acabo de recordarme que hoy es sábado, no trabajo los fines de semana. Había quedado de salir a correr con un amigo, pero no puedo dejar de recordar nuestra última conversación. Siento que mi cuerpo no va a ningún lugar mientras mi cabeza no deje de pensar en ella.

Me quedé horas en la cama pensando en todo lo que hemos hablado, no me sentía bien por la forma que se terminó la conversación, existía un deseo muy grande de volver allí y decirle que yo quería quedarme, que quería ayudarle en toda aquella situación. Que me sentía molesto con todo lo que estaba pasando, pero que no la dejaría sola.

Era un sentimiento muy grande en el pecho, pasé horas intentando llevar mi cabeza a otro sitio, pero no había manera. Así que abandoné mi casa y fui hacia la farmacia más cercana.

- ¿Estás seguro que tienes tanto insomnio Jeremy? ¿No crees que es mejor consultar a un médico antes de llevarte una medicina tan potente? Me preguntaba la señora que vendía los medicamentos en la farmacia, insistiendo que debería buscar otra solución antes de medicarme con tal pastilla.

- ¡Sí, tranquila! Usted no necesita preocuparse, estoy a días sin dormir, mi trabajo exige mucho de mí, eso me ayudará. Gracias.

- Vale, pero hay que tener mucha precaución con esas pastillas.

Le dije que sí con la cabeza y volví lo más rápido que pude a casa, me encerré en mi habitación y fui tomando una a una hasta sentir un gran mareo. Mi frágil cuerpo se dejó caerse poco a poco en una alfombra blanca que llevaba meses en el suelo de mi cuarto.

- Julia, ¿dónde estás? ¡Dime dónde estás por favor!  Empezó a caminar por el parque buscando mis ojos perdidos. - Julia, por favor contesta. Todo fue demasiado para mi cabeza, necesitamos hablar de aquello.

- ¿Qué haces aquí? ¿Por qué regresaste?

Al fin escucho su voz, aunque suene lejos. Mis ojos no dejan de buscarla.

- Llegaste temprano, nunca vienes por la tarde.

- Solo dime si todo eso es real. Dime que haces aquí todo el tiempo. ¿Cómo llevas tanto tiempo metida en mis sueños?

La veo caminando hacia a mi.

- No te puedo decir nada más de lo que ya sabes, porque es todo lo que conozco. Sólo necesitaba quedarme aquí un poco más. A parte de eso, tenías razón en lo de antes...

Sus palabras se mezclan al silencio profundo que adorna mi corazón, su voz es tan dulce que me envuelve haciéndome pedirle perdón. ¡Le quiero tocar ya! No soporto tanto dolor entre nosotros.

- ¿Razón en qué pequeña? Me acerco y cojo sus manos.

- Hice mal en pedirte ayuda. Ese problema no existe para ti. No es justo que cargues con mi peso en tus hombros.

Sus palabras me abren una herida en el pecho.

- Olvida todo lo que te dije antes. Quiero ayudarte, pero para eso tengo que encontrarte. ¿En qué ciudad vives? ¿Tal vez si nos vemos en persona las cosas serían más fáciles? Entiendo que estés comprometida, pero no se trata de mí si no de ti. Hago eso por ti pequeña.

- En realidad, cuando te pedí ayuda, era porque necesitaba que te quedaras. Hace mucho que no encuentro a alguien como tú.

No entiendo muy bien cuando dice que no quiere que me vaya. Yo no puedo quedarme toda la vida soñando con ella, eso no resolvería ninguno de sus problemas, pero después de tantas cosas dichas, decidí apenas escucha. No quiero volver a herirla.

- Vale, muy bien pequeña. ¡Me quedaré! Mi voz parece salir de dentro de un huracán, no deja de temblar mientras me convencía a mí mismo que todo saldría bien – Pero, hay una condición.

- Dime, ¿y cuál sería? Me mira dentro de mis ojos, controlando mi alma mientras sostiene mis manos sudadas. Sabe que me tiene y que no me iré de aquí sin ella.

- ¡Déjame encontrarte! Tiro de sus pequeñas manos hacia mi cuerpo, uniéndonos aún más, me mantengo firme y no pienso despegarme jamás.

- En realidad, no sé muy bien donde vivo, no puedo ver las cosas con claridad.


Su manera de hablar siempre me confunde, me hace dudar de todo, pero a la vez no puedo dejar de querer estar allí a su lado, el sentido ya no es una palabra que se escucha por aquí.

- Me dijiste que vives en Canadá, ¿verdad?

- Sí. Es todo cuanto sé. Habla mientras se encoge los hombros. Suelta una sonrisa, mientras nuestros cuerpos están casi pegados uno al otro.

- Canadá no es tan pequeño Julia ... Es sólo el segundo país más grande del mundo...Le sigo el rollo y me dejo reír por primera vez después de nuestra pelea, me encanta sentir como el calor de su cuerpo me abraza.

- No puedo recordarme, por más que me esfuerce es todo muy oscuro. Lo siento, no puedo. Me abraza fuerte, mientras le consuelo y le hago caricias en su rostro. Le aprieto contra mi pecho.

- No te preocupes. Beso su frente. - Todo estará bien. Cuando te recuerdes de algo me lo dices, y poco a poco conseguiremos estar juntos. Le abrazo lo más fuerte que puedo.

- Hace tiempo que no veo a nadie de los míos, me siento sola.

Parece asustada. Sus ojos se ven triste, no miran a nada. Están perdidos.

- Olvida todo eso, jamás estarás sola otra vez.

- Te creo Jeremy. Ahora su tono es de calma.

Jamás nuestros cuerpos han estado tan pegados como ahora, puedo sentir su respiración besando mi boca. Su nariz esta tan fría que me cuesta respirar porque me roba cada milímetro de aire que hay en mis pulmones, aun así mi cuerpo está hirviendo por completo.

Te quiero Julia.

اوووه! هذه الصورة لا تتبع إرشادات المحتوى الخاصة بنا. لمتابعة النشر، يرجى إزالتها أو تحميل صورة أخرى.
Encuentro de almasحيث تعيش القصص. اكتشف الآن