Capítulo 3

21 1 0
                                    

Nada se compara con la tranquilidad de dormir. Que tu mente esté en completa armonía sumida en la oscuridad y algunos pensamientos vagos que posiblemente ni recuerdes al despertar, tu respiración lenta junto con tus tranquilos latidos, escuchar el silencio y estar completamente sumido en la oscuridad de la nada, el calor y el frío no se sienten, la comodidad pierde importancia. Estar dormido es un momento íntimo de paz interior y tranquilidad donde tu cuerpo se relaja y tu mente se eleva.

"welcome to the party"—comenzó a sonar interrumpiendo mis pocas horas de paz interior.

Era tarde cuando sonaba mi segunda alarma ni siquiera había escuchado la primera, me estire para apagarla y volver a acurrucarme en la comodidad de mi cama.

Caí en un sueño profundo no antes de cerrar los párpados y visualizarlo en mis sueños con esa hermosa sonrisa imperfecta pero única para mí.

—¡ALI! ¡HOLA! ¡¿HAY ALGUIEN EN CASA?!—Escuche el grito de alguien.

Me levanté para ver atreves de las persianas. Era Alexander con su cabello negro revuelto, camisa blanca afuera de su pantalón azul marino, traía converse rojo vino, ojos negros a simple vista pero de cerca son de un chocolate oscuro. Llamaba desde mi jardín.

Era normal que me llamara desde mi jardín mirando hacia mi ventana, Él sabía cómo amaba estar en mi cuarto, en esa pequeña burbuja que era absolutamente mía, estas cuatro paredes en donde me sentía segura, en donde me sentía en calma inclusive que formaba parte de las mismas.

Y yo solo me quede asomada en la ventana viéndolo a través de las persianas, seguro me llamaba para ver cómo estaba. Yo no soy de las personas que faltan es más voy enferma a veces al cole con tal de no faltar pero el lugar que sentí como mi segundo hogar, mi refugio a donde podía escapar cuando la casa me agobiaba se volvió mi karma personal lleno de tortura visual al cual si pudiera no volvería a asistir.

El siguió llamando un rato más hasta darse por vencido luego de verlo lejos del jardín, baje a comer algo.

Estaba tratando de decidir si comer palomitas o helado de chocolate con almendras, porque no mejor ambos total al chico que intentaba impresionar pronto tendrá novia.

Luego de hacer dos paquetes de palomitas, me dirigí al hermoso sofá blanco de la casa con mis palomitas, y el pote de helado para ponerme a ver la saga completa de piratas del caribe.

—Ring Ring Ring—escuche el teléfono de la casa.

—¿Hola?—Conteste.

–Hola Ali. ¿Ya llegó Nana?—Respondió mi madre.

—Nop Ma y ¿Qué tal el trabajo?

—Bien.

–Oh ya veo.

—Sí Nana no llega a tiempo con Scott Por favor Ali has la cena—no era una petición era una orden. De esas que si no cumplía me iría mal.

—Claro ma. Ma no creerás lo que hice hoy...

—mmm si Ali hablamos en la Casa tengo trabajo que terminar—me interrumpió mi madre.

—Ja. Claro. chao.

Estaba aburrida de estar sola, viendo tele y llenándome de comida chatarra que encontraba.

Recogí todo mi desastre del sofá y la mesa de la sala, aspire para recoger las palomitas y nachos que estaban en el suelo y sobre la alfombra blanca de la sala.

Cuando termine de limpiar, subí a mi cuarto y me aliste para salir un rato quizás necesitaba aire para procesar la amargura de la desilusión.

Me aliste rápido con un jean negro ajustado roto en las rodillas, un abrigo grande color azul marino, botas altas café claro que llegaban hasta mis pantorrillas y le puse cordones azul marino, amarre mi desordenado cabello en un moño mal hecho del cual se escapaban algunos mechones, me puse un labial violeta rose que se ajustaba completamente a mi tono de piel haciendo juego con mi abrigo y salí con ningún rumbo en específico.

FrágilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora