Cita ♡

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-¿Ya puedo ver?- pregunta el ojiverde emocionado.

-Aún no- Joel aprieta el agarre en la cintura de Erick y empuja suavemente con su cuerpo el del pequeño chico para que siga caminando.

-¿Ya?- vuelve a preguntar ansioso unos pasos adelante.

-No, espera un poco, ya casi llegamos.

-Joey, quiero ver- se queja haciendo un puchero.

-Ya llegamos- dice el rizado levantando lentamente la palma de su mano que cubría los ojos de Erick.

-¡Un parque de diversiones!- suelta en un gritito agudo Erick en cuanto ve los juegos y las luces de las carpas brillar.

Joel sonríe orgulloso de que la sorpresa le haya agradado a Erick. Estuvo bastantes días pensando en que darle como recompensa por su esfuerzo.

-¿Por qué no me trajiste aquí antes?

-Porque quería traerte en un momento especial, como ahora.

-¿Puedo subir a cualquier juego?- Joel asiente sonriendo -¿puedo comer cualquier cosa?

-Si, haz lo que gustes, te lo mereces. Aprobaste el año con notas muy buenas.

-También es gracias a ti, porque me ayudaste a estudiar. Fueron noches eternas leyendo y releyendo- suelta una carcajada al recordar el enojo de Joel cada que se quedaba dormido sobre alguno de sus libros.

-Te esforzaste bastante y quiero recompensarte- Joel sujeta la mano de Erick y la entrelaza con la suya -y también quiero agradecerte por quedarte conmigo a pesar de todo.

-¿Por qué no querría alguien quedarse contigo?

-Sabes de lo que hablo Erick, nadie en la escuela se acerca a mi porque piensan que soy el típico chico heterosexual malo, con excepción de que en esta historia yo solo les provocaba miedo- Joel baja la mirada un poco triste.

El ojiverde acaricia su mejilla. -No importa lo que piensen ellos, yo sé que no es así.

Joel sube la miraba y sus ojos están cristalizados apunto de soltar todas las lágrimas que detiene, Erick no quiere que llore.

-Yo sé que escondes varios unicornios en tu habitación- ríe divertido y Joel ríe también. -Vamos- Erick corre hacia la ruleta rusa jalando al rizado tras suyo -Es nuestra primera cita y nos vamos a divertir.

Muchos juegos, algodones de azúcar, salchichas, manzanas acarameladas y más juegos después...

-¡Mira, Joey! Es un unicornio grande y gordito.

-Es... pre - cio - so...

-¿Lo quieres?

-Si, pero ¿crees que podamos ganarlo?

-Solo tenemos que derribar tres muñequitos con esas pelotitas de colores, en cinco intentos. Confía en mi, tengo una maravillosa puntería. Para mi es pan comido.

Joel asiente alegre, no puede esperar más por tener en sus brazos a ese unicornio gordito incluso ya ha pensado en posibles nombres para él. Porque si, todos los unicornios de Joel tienen nombre.

Veintitrés intentos más tarde...

-¡Es una estafa!- casi grita de frustración Erick. -esos estúpidos muñecos están colados en esa mesa, por eso no caen.

-Calmate Erick, no importa, podemos ganar premios pequeños en juegos más fáciles.

-¡Pero yo quería ese, Joey!- dice a modo de berrinche.

Joel frunce el ceño -¿No que era para mi?

-Es que... es que... tú tienes muchos.

Joel ríe por lo tierno en que se ve su pequeño y camina de nuevo hacia la carpa donde está ese unicornio.

Erick se queda sentado en la acera esperando al rizado, porque no sabe a donde fue.

Después de un rato Joel aparece frente suyo con el grande y gordito unicornio.

Erick abre los ojos grandemente por la sorpresa -¿Ganaste? Pero era realmente difícil.

-Es que yo tengo una maravillosa puntería- pronuncia burlón. En realidad tuvo que coquetearle a la chica de la carpa para convencerla de venderle el unicornio.

-¿Qué nombre le pondrás?- pregunta Erick acariciando el cuerno del unicornio.

-Ponle un nombre tú, es tuyo.

-¿Mio?

-Si, gracias por insistir e insistir conmigo a pesar de mi grosera actitud. Gracias por ser como un chicle en mi zapato, como un piojo en mi cabello, como una garrapata en mi piel, como un...

-Ya entendí- interrumpe Erick rodando los ojos.

-Lo que quiero decirte es... gracias, por quererme.

Las mejillas de Erick arden por lo avergonzado que se siente, aún así se para de puntitas y estira sus brazos enredándolos alrededor del cuello de Joel.

En un segundo sus bocas están unidas en un tierno beso.

Su primer beso.

Se separan despacio apartando la mirada, ninguno sabe que seria correcto decir.

Joel carraspera un poco hasta que Erick se atreve a hablar.

-Joey, ¿puedo quedarme está noche en tu casa? Mamá fue a una fiesta y no quiero estar solo.

-Te quedaste toda la semana, supongo que un día más no importa.

Ninguno de los dos sabe exactamente el por qué o como pasó, pero están en esta situación.

Joel encima de Erick, sobre su cama besándose apasionadamente.

Tras cada caricia que se dan, tienen menos ropa.

-Joey...- dice Erick casi en un suspiro -quiero estar contigo siempre.

-Yo también quiero estar contigo, todos los días de mi vida.

Entre estrellas, unicornios y brillo, se entregaron el uno al otro con el amor más puro que ambos han sentido.

Un amor que no escucha rumores, que no juzga.

Un amor verdadero.

Unicornios ☆Joerick☆Where stories live. Discover now