5. Se detuvieron en un blanco puro

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Después de más de cinco minutos corriendo tan rápido como les fue posible, terminaron por parar exhaustas, y se sentaron en el tronco del que había sido un gran árbol, muerto por un rayo.

-Sigamos- ordenó Kara mientras se levantaba-.

-¿No te parece que estamos suficientemente lejos?

-Quiero llevarte a un sitio.

La chica se levantó, dispuesta a continuar, pero sus rodillas flaquearon al instante. Kara la sostuvo antes de que cayera. Sus miradas se cruzaron y sus labios se rozaron, muy de cerca. Lena suspiró y mantuvo la mirada, que únicamente desviaba hacia los labios carnosos que tenía enfrente, para rápidamente volver a mirarla a los ojos.

-¡Vamos!- exclamó la phyros, desviando la mirada y apartándose de ella- Parece que estés en otro mundo.

Lena, sin darse por vencida, la siguió, hasta el fin del mundo si ella así lo quería.

Llegaron a un claro en el bosque. Un claro en el que Kara había estado el día anterior, en la mañana.

El claro donde había sucedido todo.

Kara respiraba rápidamente, nerviosa.

-¿Ya está? ¿Puedo descansar aquí un rato?- preguntó Lena, completamente agotada-.

-Sí- le contestó mientras su amiga se dejaba caer en la hierba-.

A pesar de que no llevaban ningún tipo de luz, la luna les permitía ver lo suficiente. No había nadie más allí. Suspiró, aliviada, y se tiró al suelo, al lado de la telequinética. Ambas se estiraron y se echaron en la cómoda hierba. Kara apoyó la cabeza sobre sus manos y Lena sobre la ropa rota, que aún llevaba guardada, cruzando los brazos sobre su pecho.

Las dos observaron un segundo las estrellas y entonces la más joven volvió a la realidad. Se sentó y se apoyó sobre una mano.

-¿No habíamos venido a deshacernos de esto?- dijo enseñando su provisional almohada-.

-¿Te parece poco el tramo de bosque que hemos atravesado como para deshacerte de ello?

-¿Y si alguien la encuentra? ¡Quémala!

-Estoy harta de decirte que no me gusta utilizar mis poderes- dijo mientras adoptaba la misma postura que ella-.

Ambas quedaron allí, mirándose fijamente de nuevo y esperando que la otra dijera algo, cualquier cosa.

Lena soltó la ropa y pasó sus dedos por el pelo de Kara. Le había asombrado desde el día en que la había conocido. Su pelo y sus preciosos ojos azules, que parecían un mar albergando mil islas en cada uno. La deseaba tanto... Era preciosa y despertaba en ella sentimientos que pensaba que nunca sentiría por una chica.

Kara agarró su rostro con la mano que no la sostenía y le acarició suavemente su pómulo. La rubia se preguntaba a menudo qué tenía Lena de especial para hacerla suspirar de la manera en que lo hacía. Nunca había besado a nadie, pero sólo podía pensar en los labios de Lena, así que atrajo a su amiga suavemente hacia ella.

Sus labios se rozaron, suavemente, como pidiendo permiso para continuar. Lena terminó con la distancia y, tímidamente, se dieron algunos besos superficiales. Al cabo de unos segundos, la morena abrió ligeramente la boca, esperando que Kara hiciera lo mismo. La lengua de la rubia salió tímidamente para acariciar los labios de Lena y luego introducirse en su boca buscando la suya, que respondió al estímulo y también la buscó.

Durante unos minutos, los besos se sucedieron uno detrás de otro, con Kara situada encima de la morena, mientras las manos buscaban cualquier curva que rozar, cualquier trozo de piel que acariciar, hasta que un ruido las alertó en la lejanía. Ambas se separaron de golpe. Kara se levantó de un salto y cogió de la mano a la telequinética.

Katie (Supercorp + Agentreign + Brainia) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora