17. Regalo

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No había pasado mucho tiempo desde que llegué a la casa de Impa, con la princesa Zelda en brazos. Muchas personas de la aldea se quedaron en la habitación de Apaya para poder atenderla, incluso Impa había subido, y siempre una que otra entraba y salía de la casa para traer algún tipo de alimento o medicamentos.

Mientras tanto, Apaya me acompañaba mientras descansaba. El día no había sido para nada fácil, pues toda la lucha contra el cataclismo, Ganon, me dejó bastante agotado; mientras que las heridas físicas ya me fueron tratadas, solo me quedaba recuperar las fuerzas.

Luego de encontrarnos, nos dispusimos a descansar sentados sobre los escalones que daban hacia la habitación de Apaya, ambos muy juntos y semiabrazados. Pero como no dejaban de entrar y salir del lugar, prácticamente estábamos siendo una molestia; entonces la señora Melia, esposa de Lemo y una de las ancianas que atendía a la princesa, me dijo que podía pasar la noche en su casa mientras estaba ocupada y así descansar protegido de la lluvia; ésta se ubicaba en una de las zonas más altas de la aldea, la próxima después de pasar derecho de la Sastrería de Dania y girar a la derecha al llegar a un gran árbol.

Era pequeña y acogedora, tampoco había mucho en ella, tan solo una pequeña estantería llena, repisas, canastas y tres lámparas; acepté por buena voluntad. No obstante, solo me había dicho a mí, pero aun así Apaya vino conmigo y ahora ambos estábamos a solas.

Había dos camas, pero estábamos sentados sobre una de ellas, volviendo a estar semiabrazados, teniendo un gran cobertor cubriéndonos, estando apoyados en la pared; viendo como llovía desde el otro lado de la ventana, ubicada en lo alto.

El cobertor no era suficiente para protegernos del frío, por lo que también teníamos una pequeña lámpara encendida junto a nosotros; yo mantenía mi vista perdida sobre ella.

Ambos estábamos sentados, muy juntos, con nuestros brazos tomando el cuerpo del otro y completamente en silencio; yo prácticamente tenía mi cabeza hundida en su pecho derecho. A ella no le molestaba, porque de alguna manera entendía que buscaba consuelo; incluso tenía su mano en mi cabeza rascándome muy lentamente el cuero cabelludo.

Había muchas cosas que me preocupaban en ese momento, como el estado de la princesa y su regreso en sí; ¿qué pasaría ahora? ¿Será acaso que la princesa Zelda podrá devolverme mis recuerdos? Ansiaba bastante saberlo, que me dijera algo sobre mí o mi familia... algo que me revelase más sobre mi pasado.

Alcé la mirada para ver a Apaya, ahí me di cuenta de que no me veía a mí, como esperaba, de hecho tenía su mirada perdida en la ventana más próxima a nosotros, pues había dos, así veía la lluvia caer y cómo las gruesas gotas de agua chocaban contra el cristal.

No entendía muy bien por qué; no porque yo sintiera que mereciese toda su atención, sino que me interesaba bastante lo que sea que estaba viendo. Se veía un tanto ida, pero al mismo tiempo concentrada en ese punto.

Igualmente, ella sintió el movimiento de mi cabeza al poco tiempo y giró su vista hacia mí; viéndose un tanto confundida.

-¿Pasa algo?- me preguntó ella.

-... ¿Qué es lo que ves...?- le dije mientras mantenía el volumen bajo.

-¡Oh...! Bueno... la lluvia...- dijo un poco apenada.

-Sí, pero... ¿Por qué?

-Pues... porque... me gusta.- dijo no muy segura.

-¿De veras?- le pregunté sonriéndole.

-Sí... No a muchos les gusta, ¿sabes?-

-Eso puedo entenderlo. Complica mucho el escalar...- dije con cierto descontento.- Pero, en general, me parece agradable.

Nuevos Recuerdos [#1] - Link x Apaya - TLOZ Breath Of The Wild +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora