Antes de que alguien empiece a leer (la mayoría de la gente va a a pasar del aviso, seguro), me gustaría aclarar que esto no es ningún fanfiction ni nada parecido sobre "La Cumbre Escarlata" (preciosa película dirigida por Guillermo del Toro).
Lo q...
De clase alta, Alan McMichael, junto con su madre y su hermana pequeña, Eunice, tienen acceso a casi cualquiera de los lujos de la vida. Para Alan, no obstante, hay algo que sus muchas riquezas jamás le conseguirán: el corazón de Edith Cushing. Desde pequeño ha albergado un gran afecto por ella -secreto que no ha podido esconder-.
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La joven Edith, que no tiene hermanos, encontraba gran solaz en la compañía de los jóvenes McMichael; en especial de Alan, que la seguía a todos lados con gran admiración. Con él, Edith se sentía libre y valiente. Le contaba sus locuras y aventuras y, juntos, convirtieron el huerto de árboles frutales que ella tenía en su casa en un reino mágico.
En una ocasión, siendo ya jovencitos despreocupados, Edith y Alan se dieron un beso en la casa de campo de ella. Fue una situación que no ha vuelto a darse, pero Alan no la ha olvidado nunca. En aquel momento supo que jamás habría otra para él. La infancia idílica de Alan terminó de golpe y porrazo por culpa de una gran tragedia: la muerte de su padre. Esta experiencia traumantizante coincidió con la muerte de la madre de Edith, y el dolor que compartieron sirvió para fortalecer la conexión emocional que él tenía por ella. Con la pérdida de estos familiares llegó también la pérdida de la inocencia.
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Que Edith confesara a Alan que había visto el fantasma de su madre despertó en este la fascinación por vivir una situación similar, por saciar su necesidad de ver a su padre una vez más. Según crecía y se convertía en un joven curioso e inteligente, esta fascinación por la vida después de la muerte siguió acompañándole.
Decidió dedicarse a un campo pionero como era la optometría, que pretendía ver con mayor claridad el mundo que nos rodea -y el que, quizá, se encuentra más allá-. Aunque le fascinaba lo sobrenatural, su condición de intelectual hacía que observara los fenómenos inexplicables con la lente de científico. Como el gran detective de las novelas de su admirado sir Arthur Conan Doyle, estaba cautivado por el gran misterio. En el momento en que la ciencia estaba desvelando el secreto de la vida y de la muerte, él pretendía usar la optometría para asomarse a una realidad que no se podía ver...
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