Capítulo Cinco.

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Según todos los docentes del mundo, la adrenalina te puede permitir hacer cosas que nunca pensaste que podías

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Según todos los docentes del mundo, la adrenalina te puede permitir hacer cosas que nunca pensaste que podías. Jamás creí en eso hasta el día que conocí a Bulma Brief, puede ser la chica más dulce del mundo, la mas inteligente, grosera y sobre todo, la más ardiente que haya visto en mi vida.

— Vegeta.

Odio los funerales, de eso no hay duda, el ambiente es tenso, pero, más tenso es ir en completo silencio con una chica, que antes hablan por los poros

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Odio los funerales, de eso no hay duda, el ambiente es tenso, pero, más tenso es ir en completo silencio con una chica, que antes hablan por los poros.

— ¿Quieres ir a comer algo, Bul? — Mis ojos se clavan sobre ella, intentando buscar alguna expresión, pero, no había nada.

El silencio se apoderó de ella, mientras caminabamos, intentando aparentar que nada había pasado. Nunca espere que ella pudiera morir.

— Sabes que estoy contigo. — Sus ojos azules al fin se clavaron en mi.

— El hecho de qué estés conmigo, no quiere decir que ella vuelva. — Podía ser tan dulce, cómo tan fría.

Suelto un suspiro, al momento que acomodo mi corbata, — Pero, ayudará a tu alma, no estarás sola. — Una lágrima cae por su mejilla.

— La soledad es buena compañia.

— Y mala consejera, — Agregó, al momento que arrugo mi ceño, — Sé que te duele, Bul. — Un gesto de dolor se apoderó de ella.

Ambos nos detuvimos en medio del parqué, el clima estaba frío, y la suave llovizna mojaba levemente nuestra ropa negra.

— No me duele, ¡Deja de decir que me duele! — Sus gritos aparecieron de un momento a otro, al segundo que con fuerza empujó mi cuerpo.

Fui demasiado lento como para reaccionar, solo pude ver cómo su cuerpo se alejaba rápidamente de mi, ella quería huir. Sin esperar, mi cuerpo tuvo una descarga de adrenalina, corrí tras ella.

No pasó mucho hasta que pude alcanzarla, mis manos sujetaron sus brazos, al momento que apoyaba su cuerpo en una de las paredes de aquel callejón al cual no tardamos en llegar.

— ¡Súeltame! ¡Súeltame maldita sea!

Gruñi para mi mismo. — ¡No! Joder, esto no ayudará en nada.

— ¡Déjame maldita sea! — Su cuerpo se movía intentando liberarse, pero, no se lo permití. — ¡Ya déjame!

— Sí no me importarás habria dejado que te pisará un carro.

Nuestras miradasa adoptaron la misma forma, asesina. Nuestros cuerpos aún poseían la adrenalina del momento.

No esperaba que los labios de Bulma se estamparan con los míos. Sin dudarlo solté sus brazos para tomarla de la cintura, su beso era exigente y mis manos no podían dejar de tocar cada parte de su cuerpo... Esto era caliente.

Algo en mi hizo click, lo cual me obligó a soltarla. — No... No puedo aprovecharme, tú estás mal.

Una sonrisa siniestra se formó en sus labios, al momento que sus manos tomaron el cuello de mi camisa, obligándome a acercarme a ella. — O me follas, o me largo tú elige, — Su aliento golpeo mis labios. — Aquí, o en tu casa.

¿Quien podía negarse ante eso? Sé que fui un idiota, pero, tenerla sobre mi me hizo olvidar todo por un momento.

Continuará

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Continuará....

El Narrador. || V.B || ✔Kde žijí příběhy. Začni objevovat