El Narrador. || V.B || ✔

Capítulo Ocho.

Después de la muerte de tu madre, haz intentado seguir adelante sin importarte el hecho de la humillación por parte de tu familia, siempre sonreías, mientras que en tu bolso, llevas una foto de tu madre junto a ti, nunca había visto a una madre y a una hija amarse tanto, más que familia, era el complemento de cada una.

Te admiro, Brief.

— Vegeta.

— Mi madre siempre quiso que aprendiera a bailar, lo que no alcancé a decirle es que ya había aprendido, iba a ser una sorpresa pero no hubo tiempo. — Después de la escuela fuimos a un bar, era extraño ya que siempre hacíamos cosas diferentes.

Sus ojos se posaron en la pista de baile, — ¿Qué aprendiste a bailar? — Remojo sus labios.

— Tango.

Abro mis ojos de par en par sorprendido, nunca le tome atención a esos bailes pero era interesante saberlo.

— De seguro te ves hermosa cada ves que mueves tus caderas. — Una sonrisa leve se pinta en sus labios.

— Mi madre ganó un premio como la mejor bailarina con mi padre. — Su voz fue decayendo, nunca hablaba de su padre así que decidí preguntar.

— ¿Y tu padre? — Sus labios soltaron un suspiro al segundo que apoye mis codos en la mesa.

— Murió cuando nací, no se como, ya que a ella nunca le gusto hablar de eso, pero, se le veía muy triste siempre por él, no tiene fotos de él, ya que todas fueron quemadas por su hermana, — Sus manos acariciaron sus rodillas, — Me lo describió y era hermosa, tengo sus ojos azules al parecer.

Sonrió de lado, al segundo que me levanto sin decirle nada, rápidamente me dirijo a donde se encuentra el DJ, dándole algunos billetes cambio completamente las canciones que colocaba, dejando una que es Tango antiguo y romántico hasta donde sé. También cambio el color de las luces, a unas rojas que deslumbraban la pista de baile.

Rápidamente volví donde ella, la cual se encontraba completamente atónita, sin esperar respuesta tome su mano, llevándola justamente a la pista de baile.

— ¡Estas loco! — No puedo evitar reírme ante eso.

— ¿Quieres bailar o no? — Una sonrisa vanidosa se marca en sus labios.

— ¿Te he dicho que te amo? — Su voz destellaba alegría.

— Muchas veces, pero, ¿Te comente qué te observaba desde las tinieblas siempre? — Una risa escapo de sus labios.

Mis manos fueron a sus caderas, sujetándola al segundo que también apegue su cuerpo al mío.

— Nunca te ví, creí que eras ese típico capitán del equipo, engreído.

— No lo soy, pero, por decir eso, irás a mi próximo partido.

— Te sorprenderá lo que haré.

— Estoy seguro que si. ¿Alguna pista?

— Un baile, una falda y unos Buenos besotes.

No puedo evitar reír, suena como si fuera a ser porrista.

— ¿Animadora tal vez?

— Algo mucho mejor.

Sus caderas comenzaron a moverse, guiándome en un baile completamente desconocido para mi, sin dudarlo es una ama en esto, su cuerpo es un templo, mierda.

Continuará...