Por un heredero

Lady Amanda

Darcy se puso a la par de Elizabeth y entrecruzó los dedos con los de la mano de Elizabeth .

Lleno de ira y furibundo en su ánimo , se preguntaba quien era esa mujer para entrometerse y ser tan despiadada.
En ese momento respiró profundo y sin lugar a dudas sintió ganas de zamarrear a la que con títulos nobiliarios se comportaba con bajeza , miró con preocupación a Lizzie, sabiendo que esas palabras eran dolientes , esa falta de escrúpulos y vileza lo habían sacado de sus cabales y cuando creía perder los estribos contó hasta tres para ser prudente con
la " Dama" en cuestión, aunque de ello no tenía nada...

-señorita, será niña o niño... Lo único que deseo fervientemente es que llegue con salud ; pero sobre todo que la ciencia de Parker y la ayuda de Dios favorezca con bendición la salud de mi familia.
Pude comprender con el tiempo que puedo ser el padre de todos los hijos e hijas que el todo poderoso nos de y que serán por mi amados por igual hasta el último de mis días, porque algo maravilloso traerán ellos , la exquisita belleza , la energía y el fiel temperamento de la persona a quien más amo...

Yo nací de mi amada madre, dediqué media vida en la educación en el cuidado de mi hermana menor y he conocido una mujer incomparable a la cual adoro, sus palabras me dejaron pensando en cuan equivocado estuve, LE EXIJO -le dijo furioso y levantando la voz - QUE EN LO SUCESIVO, NO VUELVA A INMISCUIRSE EN LO QUE NADA LE IMPORTA.

-William... Por favor-Lizzie vió por primera vez a Darcy como nunca lo había visto , estaba exaltado , la frente empezaba a brillar de sudor a pesar del frío invernal, una vena inflamada cruzaba su cien... las manos se revolvían en puño cerrado como contenidas en querer hacerse cargo de la situación de otras maneras...

Era tiempo de calmarlo y decir ciertas cosas de la cual Darcy no podía ; con aplomo Elizabeth , detuvo a su esposo con una leve caricia en el rostro juntando fuerzas.

Ahora llegaba su turno y no la iba a dejar pasar nada... desde mucho tiempo deseaba decir ciertas cosas que tenía en la punta de la lengua y que si no las decía ahora se iba a atragantar.

-yo...yo...-balbuceó la mujer-no les permito que se dirijan a mí así con simpleza, no me levanten la voz ... le exijo respeto y pleitesía hacia mi persona.
Para ustedes , soy su señoría.-eso, como si fuera poco, le dió más coraje para romper la calma en Elizabeth ...ya sentía que acumulaba presión como un caldero lleno aceite en ebullición.
Mascullando habló.