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Dos semanas habían transcurrido desde el encuentro entre JungKook y TaeHyung en casa del pelirrojo, dos semanas de las cuales habían marchado bien dentro de lo que cabía. Las heridas del joven alfa estaban terminando de sanar, los guardias todavía no lograban encontrarlo e incluso se le ha llegado a dar por muerto, y aunque hubiese tardado un poco, consiguió congeniar con HoSeok durante su estancia.

El beta no podía sentirse más tranquilo al ver que el pirata al que había acogido no era tan tirano como lo hacían ver en la ciudad, sino todo lo contrario; el chico era bastante amigable, pero muy descarado a veces. Básicamente, el tema que solían tratar en sus conversaciones hablaban de sus aventuras como pirata, las hazañas que tuvo que hacer para sobrevivir y las innumerables vivencias se presenció a su corta edad, mas nunca mencionó sobre su vida antes de la piratería ni lo que lo llevó a sumergirse en ella. Esto último intrigó al joven beta, pues en las escasas ocasiones de las que se atrevió a preguntar por eso, el castaño siempre lograba desviar el tema con maestría y terminaban por olvidarlo.

En cuanto a JungKook, volvió al día siguiente y durante la semana a la misma hora tras la discusión con el pirata, pues quisiera o no, debía de traerle comida que robaba de la despensa del prostíbulo para que su amigo no se viera con faltas. Al principio, ambos se mantenían rígidos y no fue hasta que el menor oyó una disculpa por parte del contrario, que no volvió a dirigirle la palabra.

A la hora de hablar, siempre era sobre la futura partida al mar del castaño y cómo el omega se iría con él, ya que le había dejado en claro y directamente lo harto que estaba del burdel donde trabajaba. El mayor, sin objetarle nada, simplemente aceptaría tenerlo como compañía durante el viaje y, quien sabe, tal vez podría surgir algo más con el pequeño azabache y él, o eso pensaba.

Ahora mismo, el joven Jeon se dirigía con una pequeña cesta de verduras colgada de su brazo a casa del pelirrojo, tarareando durante el camino hasta pasar por el taller de carpintería donde HoSeok trabajaba, lo saludó y siguió su camino, subiendo por el edificio y llegar finalmente al hogar del beta. Tan solo fue abrir la puerta, que se topó con el joven alfa a unos metros de él.

—Bonito ángel me ha traído Dios esta mañana. —Y como en estos últimos se había acostumbrado, TaeHyung lo recibía con piropos y durante el tiempo que estuviera ahí, o como se diría en palabras coloquiales: le estaba tirando los tejos.

—¿Llevas mucho tiempo despierto? —Ignoró el comentario y se dirigió a la cocina con el mayor siguiéndolo.

—Me he levantado hace poco. —Dijo, viendo al mejor poner las verduras sobre la mesa. —¿Sabes algo?

—Hay un burgués en la ciudad al que le suele llegar un cargamento a la semana, esta mañana me he pasado a ver y por lo que logré escuchar, venía cada mañana del jueves, a veces con un día o dos de retraso.

—No sirve. —El menor le miró intrigado. —Los barcos de los ricos siempre están vigilados, si fuéramos más personas las que nos vayamos a embarcar, podríamos planear algo, pero con dos imposible.

—Es que la mayoría de los barcos del puerto pertenecen a la armada del rey o la burguesía, siempre hay vigilancia. —Se cruzó de brazos. —Si no robamos uno a la fuerza, al final nos quedaremos aquí sin hacer nada y tú no puedes vivir aquí por mucho tiempo.

—No te apresures, conejito. —JungKook rodó los ojos. —Mejor planear las cosas que lanzarnos al vacío, no me sentiría a gusto si le hacen algo a tu bonita cara.

—Ya, TaeHyung, hablo enserio, no podemos quedarnos por siempre de brazos cruzados. —Dijo, tomando algunas verduras para lavarlas. —Y deja de decirme conejo.

Claro de Mar [Taekook - Omegaverse]Where stories live. Discover now