Recuerdo que un día te sacamos a pasear porque necesitaba ir a comprar a la librería. Todo fue increíble, las personas se reían decían que era un gato paseando, les parecía tan raro. Hasta que volvimos, había una casa al costado de la nuestra en construcción, la puerta estaba abierta y había un perro dentro, quiso morderte... Todo paso tan rápido, si te soltaba te irías para siempre, no lo dejaría, te sostuve con mis manos, me arañabas querías correr, el perro me quería morder y no me importaba, mamá agarraba al perro de la cola, tú ya te habías liberado de tu collar, un hombre con su esposa e hijo nos ayudaron, yo abrí la puerta de casa, tu subiste tan rápido. Le agradecimos al señor, subimos a casa, tú estabas muy asustado. Te saque del lugar donde estabas y te tranquilice. Me di cuenta que me habías arañado en mi mano, estaba sangrando bastante. Me lave la mano, se infectó, en la escuela me regañaron porque dijo la maestra que mi mamá trabajaba en un hospital y acaso no me podían atender allá. No me había dado cuenta que tenía una infección. Aún tengo las cicatrices.
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