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La mañana siguiente, los niños despertaron cómodos y descansados, mirando a su padre descansando en una silla, recordando que su madre hacia eso cuando lloraba. Probablemente el hacia lo mismo.

Se acercaron a este, abrazándole como hacían con su madre, moviendo al pelinaranja, este despertando mirando a los niños. Claro, aun los tenia, debía buscar algún orfanato para dejarlos ahí y que les busquen una familia.

-Buenos días.- Les dijo un tanto incomodo, no acostumbraba ser tocado sin previo aviso. Es así como estos le miraron, sonriéndole, este levantándose siendo seguido por los pequeños. Llevando estos a la cocina, preparándoles unos cereales, aun si no le gustaba el dulce era necesario en las mañana para tener energía hasta la hora del almuerzo.

Sin embargo, no tenia ropa para ellos, tal vez debería ir a buscar algo. Y justamente, tenia que visitar a su madre ese día. Bueno.... Tal vez esta aun tenga algo de su ropa de niño. Aunque tendrán que lavarla. Comenzó a desayunar con los niños. Dejando que estos gustaran de su desayuno, aunque.... No tenían modales, y eso era algo que algunas veces incomodaba al pelinaranja, pero bueno, tenia que entenderlo. Cuando estos acabaron limpio sus rostros.

-Iremos a ver a mi madre.- Les aviso, estos mirándole con emoción. ¿Tenían mas familiares? Querían conocerlos a todos. Le sonrieron al chico. Este mirándolos antes de suspirar.- Lamento decirles que en verdad no soy su padre.- Soltó de la nada, observando sus rostros de terror por aquellas palabras.- Pero no podía permitir que alguien se los robara. Solo los tendré unos días hasta que encontremos un hogar para ustedes.- Estos negaron abrazando las piernas de este. Mirándole con los ojos llorosos.

-¡N- no! ¡N- no te vuyas!.- Le pidió, restregando su cabeza contra el pantalón de este, sollozando mientras el niño no dejaba de aprisionar su por tanto como la otra.

Bien, se había metido en un gran lío. Sin embargo, apenas eran cachorros, no podía golpearlos o abandonarlos así nada más sin sentirse mal por ver como estos lloraban y se aferraban a él.

-No puedo mantenerlos, solo buscaremos una familia-. Fue cortado por los lloriqueos de esto. Aveces Gakushuu no tenia paciencia con nadie, y aquellos niños estaban haciendo un gran escandalo, los vecinos vendrían a quejarse pronto.- Bien, me los quedare, pero solo por un tiempo. Solo hasta que encontremos a su madre, ¿esta bien?.- Bajo la mirada para verlos, estos mirándole sin dejar de llorar, alcanzando unos cuantos pañuelos para limpiar sus lágrimas y su nariz, acariciándoles la cabeza para que se calmen. Estos terminando encima de este mientras dormían, algo intranquilos pero cómodos mientras sentían sus manos acariciando su espalda o cabeza.

Terminando cargándoles, tomando las llaves de su departamento y del auto. Bajando del pequeño hotel antes de colocar estos en el asiento del copiloto, colocándoles el cinturón de seguridad ya que obviamente no tenia ninguna silla para bebés y que estos se sentaran en esta. Así que se conformarían con eso.

Y le asombro que los niños no se despertaran, así que cuando llego a la casa de sus padres, tuvo que cargarlos de nueva cuenta. Rezando porque su padre no estuviera en casa. Siendo recibido por su madre que le esperaba con ansias.

-Gakushuu, que-. Se corto ella sola, mirando a los pequeños que su hijo cargaba y luego a este. Este mirándole nervioso ante su reacción.

-Hola, mamá.- Saludo un tanto incómodo.

-¿S- soy abuela?.- Comenzó a decir, Gakushuu entendiendo enseguida.

-¿Que? No, no-.

-¡Soy abuela de dos hermosos bebés!.- Chillo, estando contenta, su hijo pasando intentando librarse de aquello.- ¿Y la madre? ¿Donde esta? Hay, ya quiero conocerla o conocerlo. ¿Hasta cuando pensabas decirme?.

-Mamá, no es lo que crees. Los encontré en la calle.- Comenzó a explicar.- Estaban abandonados desde la mañana y los vi en la noche, su madre los abandono y casi eran secuestrados por un sujeto extraño para estos. Y ahora no se quieren separar de mi, solo los traje porque necesito ropa que ponerles. Y no quería dejarte esperando este día.

-..... ¿Pero soy abuela?

-....

-Al menos por un tiempo.

-Arh, se que tu conoces mejor que yo donde están los orfanatos. Necesito dejarles para que encuentre un hogar.

-¿Y porque no tu?

-Mamá.

-¿Que? Ya tuviste tantas pretendiente y a ninguna escoges. Yo quiero que me des nietos.

-Eso sera después pero no ahora.

-¿Y porque no?

-Por favor, tengo 23 años.

-.... Es una buena edad.

-Aun así, no.

-¿P- papi?.- Dijo uno de los niños, ambos adultos bajando la mirada, observando a la niña.- ¿D- donde estamos?

-Estamos en-

-¡Hay, que hermosa niña!.- Tomo a la pequeña, caminando lejos de su hijo quien no tuvo de otra que seguirle.- Hola preciosa, yo soy tu abuela, ¿cual es tu nombre?

-S- Saya.- Dijo, siendo recibida por un abrazo, sintiéndose mas segura antes de corresponder.

-Que hermoso nombre. Ven, vamos a vestirte algo mejor que esas ropas de mi hijo.

-Pe- pero me guta.

-Tranquila. La otra también es de mi hijo.

Podría decirse que su madre era la más emocionada, soltó un suspiro. Mirando al niño que tenía en sus brazos y que comenzaba a despertar.

Ya pensaría en algo cuando su madre se calmará de una vez, al parecer esperaba un nieto pronto. Bien, la dejaría por unos días con su ensoñación de ser abuela.

Solo esta vez.

(O&B) Omegaverse Asakar (AU) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora