XXXI

719 95 0
                                    

-¿Esta mejor?.- Le pregunto el niño, mirando al pelirrojo, terminando de llorar mientras ambos niños le miraban, respirando hondo antes de contestarles.

-Si, gracias.- Respondió, mirando a los niños antes de sonreír les, provocando que estos hagan lo mismo. Estaban seguros de que aquel sujeto ya no les daba miedo, y podrían hablarle cuando se lo toparan al caminar por los pasillos con los demás y no sólo esconderse entre los pies de su padre.

-Señor Satō, ¿donde fue papi?.

-.....Salio a buscar a Haru.- Respondió sintiéndose algo mal por aun no saber donde estaba, pero su omega se encontraba tranquilo como si algo bueno hubiera pasado. Y la verdad. Los niños se habían acercado a el, como no ver el lado bueno de eso, por fin había logrado que estés le hablaran y ahora le habían consolado, verlos tan pequeños le recordaba a cuando su hijo estuvo del mismo tamaño, sonriendo al recordar aquello.

Antes de que la habitación sea interrumpida por unos golpes en la puerta.

-Karma, soy yo, Gakushuu. Encontré a Haru.- Aquellas ultimas palabras resonaron en su cabeza, no tardo nada en dejar a los niños en la cama, dirigiéndose de prisa a abrir la puerta, observando a su héroe de que cayera en la tristeza y desesperación por nos saber nada de su hijo. No sabia ni que hacer primero, agradecerle de sobremanera al rubio fresa de encontrarlo. O llenar de regaños y palabras dulces a su hijo al igual que las caricias y afecto. Cuando sintió a este lanzarse a el para abrazarlo y llenarse de su aroma, no pudo contenerse a abrazarle y volver a llorar por tenerlo de vuelta por fin. La angustia y tristeza se iban y se abría paso el alivio, diciéndole un montón de cosas casi intendibles para los que estaban a su alrededor. Mientras su hijo le repetía en cada segundo que sentía haberse ido, que sentía haberse escapado. Muchas cosas de las que se arrepentía y se las decía.

Gakushuu al ver tal escena aguanto un suspiro o la idea de arruinarles su momento, tal vez, luego le de las gracias, aunque tal vez Haru no quiera volverlo a ver.

Voy a dejar de ir a tus clases.

Se lo había dicho sin titubear, no supo que le hizo daño o que lo llevo a tomar tal decisión, aun si notaba la inquietud en sus ojos, no quiso responder a ninguna de sus preguntas. Y lo dejo pasar. Suponía que el chico necesitaba tiempo y tal vez, luego volvería.

Se concentro en lo que sucedía, mirando dentro de la habitación. Haciéndole una seña a sus hijos para que fueran hasta él y este los abrazará. Estos sonriendo mientras se acercaban, pidiéndoles Gakushuu que guardaran silencio con una seña. Estos obedeciendo para acercarse y ser cargados por este, abrazándole cuando estaban junto a este. Mirando nuevamente al pelirrojo y al azabache. Ninguno daba indicio de separarse o de siquiera prestar atención a alguien más. Sin aportar nada más se alejaron, dejando a la pequeña familia sola.

Pasando muchos minutos así hasta que sus corazones y sus lágrimas estaban satisfechos y no podían más. Mirando Karma a su hijo, besando su frente para calmarlo. Sonriendo por saber que estaba bien.

-Maldita sea Haru, no sabes cuanto te voy a castigar por darme este susto.- Le dijo, este sonriendo por la forma en como su madre se lo decía, mirándose de forma tierna.- Gaku-....- No término al levantar la mirada y ver que ya no estaba, su omega deprimiéndose al saber que de nuevo no podía agradecerle por ayudarlo cuando más lo necesitaba. Colocándose en posición de perro triste y abandonado.

Otra vez, no le podía agradecer.

Y no es que fuera un acosador, ni siquiera sabia en que habitación estaba, no podría ir a buscarlo sin saber por donde empezar. Miro de nueva cuenta a su hijo, le habría gustado escuchar el relato de como le había encontrado, como le había regañado, se notaba en los ojos de su hijo que antes también había llorado, además que deseaba tanto pasar tiempo con los cuatro. Pero tal vez ese futuro aun estaba muy lejos. Respiro hondo.

-Lo importante es que estas bien.- Le dijo, tranquilizándole. Sin embargo este aun sentía el amargo sabor de sus palabras, ¿como pudo decirse las cuando los padres de este le habían rescatado, y le habían enseñado que no necesitaba de un padre solo para ser feliz, y además, este se había preocupado demasiado por él como para ir le a buscar a altas horas de la noche? Se sentía mal, pero debía alejar aquella idea. Temía tanto que se encariñara demasiado y un día de repente le dijera "papá" y todo su ambiente entre ellos cambiara de una forma drástica que no le iba a gustar.

Abrazo de nueva cuenta a su madre.

-¿Hoy puedo dormir contigo?.- Le pregunto, recibiendo un asentimiento mientras le abrazaba.

Hubiera querido ir a buscar a Gakushuu y esta vez si agradecerle como se debía, tal vez decirle su secreto y si se podía, mostrarle algo del afecto que le tenia él y su omega interior, pero no pudo. Y se auto convenció de que lo haría mañana.

Pero a la mañana siguiente no pudo ir porque había estado recibiendo lesiones e interrogatorios de todo el centro de ayuda con tal de saber la razón de porque Haru se había escapado. Y el día se le fue volando, además de que ahora cuando su hijo se iba corriendo, le entraba un pequeño miedo de perderlo otra vez. Y habían decidido todos que iba a ser recomendable salir con los niños los fines de semana para evitar este acontecimiento otra vez.

Y Haru cuando tenia que salir para que hablaran con su madre, con alguien cuidándole. No pudo evitar mirar a los niños de la guardería correr, acercándose a él con muchos dibujos. Había aceptado todos. Pero su decisión le impidió tomar el de los hijos de Gakushuu, mientras este le sonreía en señal de que podía tomarlos.

-Nii-chan, no vuelva a escapar.- Le decía la pequeña. Extendiéndole el dibujo, que aunque se veía un tanto feo y deforme, se distinguía quien era quien.

-Nii-chan. Toma, toma.- Le dijo el niño, la cara que este mostraba al ver sus dibujos, le producía un pequeño desconcierto y a la vez, su hermana se entristecía al ver el disgusto por su dibujo. Terminando bajándolo y mirándolo, a ella le gustaba. Le parecía hermoso. Pero Haru se dignaba a tomarlo. Prefería romper aquellos lazos para salvarse de que alguna vez le dijeran esas crueles palabras. Aun si ver a la niña con el rostro triste. Levantando la mirada para ver al beta, su rostro confundido por aquella reacción. Iba a intervenir hasta que su hijo hablo.

-Nii-chan, se que están feos pero... Queríamos darte algo para que no estuvieras triste. Toma.- Le volvió a extender el dibujo.

-Haru, tomalos.- Le dijo el otro beta a su lado, mirando a este, tomando los dibujos de una vez.- Gracias, niños, Haru se los agradece mucho.- Le dijo a los pequeños. Estos aun confundidos por como actuaba Haru, antes no era así con ellos. Y les había extraño a todos esa forma de comportarse.

Sin más, se fueron siguiendo su camino. Mientras Haru miraba aquellos dibujos, observando unas palabras al reverso de la hoja. Identificando el propietario de esa letra.

Regresa cuando te sientas mejor.

Arrogó el papel sin quererlo. Recibiendo una mirada de reproche del beta a su lado. Bajando la mirada.

(O&B) Omegaverse Asakar (AU) Where stories live. Discover now