5. Rutina

121 19 0
                                    

Casi sin darse cuenta, terminaron por desarrollar una especie de agradable rutina entre ambos.

Mientras tocaba, el ruiseñor no podía evitar buscar entre los clientes del bar a aquel gótico misterioso, para sentarse a su mesa en cuanto terminaba su show. Sus conversaciones iban de lo más trivial hasta lo más complejo. Podían alargar una sola cerveza hasta la hora de cerrar del bar. Quizás era una amistad únicamente nacida de sus soledades mutuas, pero era un momento que ambos esperaban durante todo el día.

Más de una vez, mientras estaba en la cama con Mercedes, Michael soñaba que aquellos ojos azules con el maquillaje cargado eran los del ruiseñor que conversaba con él en el bar. Mientras platicaba con Firkle por el teléfono, se cuestionaba porque no le había pedido aún su número al cantante. Mientras escuchaba las noticias como ruido de fondo, se preguntaba cómo se sentiría llegar cada noche y encontrarlo en su departamento.

Se dio cuenta que todo el tiempo tenía al chico en su mente, a pesar de que ni siquiera tenía la menor idea de su nombre. Quizás su nombre no era lo más importante que necesitaba saber. Sabía que su bebida favorita era el Martini de cereza y que había aprendido a tocar la guitarra a los 10 años. Que su cuento favorito era "El Ruiseñor y la Rosa" y que no podía dormir si no usaba calcetines.

Lo que hasta ahora no había sabido era que era amigo de Mike, hasta aquella noche que los descubrió discutiendo detrás del bar. Michael no alcanzó a escuchar lo que decían, pero fuera lo que fuera había alterado al pequeño ruiseñor lo suficiente como para hacerlo llorar cuando volvió al bar. El gótico nunca había sentido antipatía por Mike, a pesar de su relación con Pete, pero en ese momento al ver como había hecho llorar a su pajarillo, sintió que lo odiaba.

Al volver al bar, el ruiseñor chocó contra el gótico y lo miró avergonzado, como apenado de que lo hubiera descubierto en un momento así, tratando de disimular su voz quebrada. Parecía a punto de disculparse por algo que no tenía porque disculparse, pero Michael lo interrumpió antes de que pronunciara nada.

- Bebamos esta noche en mi departamento... - Sin darle tiempo a oponerse, tomo del brazo al cantante, arrastrándolo hasta su hogar. Sentía que el resto del bar no tenía derecho a ver a su ruiseñor en un momento tan vulnerable. 

HumanWhere stories live. Discover now