6. Alcohol

106 18 4
                                    

Cuando hubieron vaciado varias botellas de ron, whisky y tequila entre ambos, el ruiseñor terminó por confesarle que había pasado esa noche.

Larry era su nombre y como él con Pete, durante muchos años había sido el mejor amigo de Mike. Pero ahora Mike estaba con Pete y esos dos simplemente no soportaban verse ni en pintura. Mike había ido a pedirle que los visitara aunque fuera de vez en cuando y Larry había terminado por echarle en cara como le había sido infiel, como habían pensado incluso en casarse antes de que el de mechas verdes conociera a aquel gótico.

- ¡Le di todo de mí! – Se lamentó el castaño, empinándose una de las botellas de whisky y bebiendo directamente de ella, sin importarle el ardor que dejaba el alcohol al pasar por su garganta. – Nunca te enamores. Jamás quieras de verdad. – Se dejó caer en el suelo del departamento, al lado de donde estaba sentado Michael, un poco menos ebrio que él. - Enamorarte, entregar tu corazón de verdad. Te deja completamente vulnerable. Y lo único que ganaras es salir lastimado. No puedes confiar ni siquiera en tu mejor amigo.

"Creo que es algo tarde para tu consejo". – Pensó Michael, mientras acariciaba su cabello, desatando aquella cola de caballo que siempre llevaba. Le pareció más hermoso que en ningún otro momento, completamente vulnerable a su lado, abriéndole su corazón desnudo. Aquella desnudez era mucho más íntima que la que había compartido con ningún amante que hubiera estado en su cama.

Se acercó a quitarle la botella que aún llevaba en la mano a Larry, acariciando un poco su cabello. Sus labios temblaron ante la tentación de los del cantante, que estaba acostado en su alfombra con los ojos cerrados. Sólo tenía que inclinarse un poco para sellarlos con un beso y quizás probar por vez primera lo que era besar a un ser amado.

A pesar del miedo de entregarse de esa manera a una persona, Michael decidió que Larry valía la pena el riesgo. Incluso si después de esta noche le abandonaba, si le rechazaba y le decía que no quería volver a saber de él, habría valido la pena robarle al menos un beso...

O al menos lo habría hecho si Larry no lo hubiera arrojado a un lado mientras se levantaba de un salto, tambaleándose hasta el baño donde vacío todo lo que había en su estómago, totalmente ajeno a las intenciones de su compañero de copas.

- Lo siento... - Se disculpó, limpiándose el mentón con una manga, abrazado al excusado y tratando de recuperar el aliento.- Lo siento... Y-yo... Es el alcohol. Yo nunca... no suelo beber tanto.

Michael se arrodillo a su lado, tomando su cabello para que no se ensuciara y acariciando su espalda despacio, tratando de tranquilizarlo mientras lo veía vomitar de nuevo. Incluso en un momento así, le pareció la criatura más hermosa que había visto en toda su vida.

- Shhhhh... tranquilo, ruiseñor. Lo sé. Lo sé. – Larry no dejaba de disculparse, llorando a ratos. Cuando al fin logró tranquilizarse, se abrazó con mucha fuerza al gótico, temblando entre sus brazos.

- Apenas te conozco... - susurró el castaño. - ... pero eres lo más estable que tengo en mi vida en estos momentos. No... si te enamoras de mí, temo que termines por decepcionarte. Solo soy humano. ¿Y si tú también me dejas por alguien más?

Michael se inclinó a responderle, a jurarle que las cosas no terminarían así... pero cuando quiso hacerlo, un suave ronquido le respondió. Larry se había quedado dormido entre sus brazos, noqueado por el alcohol. 

HumanWhere stories live. Discover now