⓿❶

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El vehículo donde viajaba una jóven pareja, finalmente se estacionó frente al nuevo lugar en donde vivirían los próximos años

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El vehículo donde viajaba una jóven pareja, finalmente se estacionó frente al nuevo lugar en donde vivirían los próximos años. "El palacio rosa"

—Listo.— habló el mayor de los dos apagando el motor del automóvil para seguidamente quitar el cinturón de seguridad.— Hemos llegado cariño.

El menor suspiró pesadamente sin apartar la mirada del exterior, observando por la empañada ventana, como algunas gotitas hacían un recorrido hasta perderse al final del vidrio.

—Genial.— respondió sin mucho ánimo desabrochado igualmente el cinturón. Ignorando la mirada penetrante que tenía su pareja sobre él, bajó del auto.

La realidad era que el muchacho no quería mudarse, pero su novio insistió en que un cambio lograría ayudar en su relación, así que al final terminó aceptando.

El edificio frente a ellos era muy antiguo y de color rosa, algo más que le desagradaba, el odiaba el rosa, prefería el azul, un azul celeste como el que llevaba en el cabello.

—¿Hasta cuándo estarás molesto JiMin?— preguntó el mayor colocando la capucha de su sudadera sobre sus cabellos azabaches, el frío en ese lugar era realmente notorio.

—No estoy molesto.— finalmente respondió acercándose a su nuevo hogar, ignorando los llamados del hombre de la mudanza que preguntaba en dónde debían dejar las cosas.

Observó la casa por un instante, tenía un desván debajo del tejado, un sótano al que se accedía desde la planta baja y un jardín cubierto de vegetación muerta, lleno de viejos árboles de gran tamaño.

Los nuevos residentes no ocupaban toda la casa, que era demasiado grande. Ocupaban sólo una parte. En la vieja mansión vivían otras personas: SeokJin, Namjoon y Taehyung, o “Los increíbles Kim", como se hacían llamar ellos, vivían debajo de la pareja, en el primer piso. Eran tres  hermanos que compartían su vivienda con un montón de
viejos terriers escoceses que tenían nombres como Hamis o Jock. Los tres habían sido trapecistas en el circo, según le contaron a JiMin cuando les mostraron el lugar.

—Ya ves, Jimy.—dijo el jóven SeokJin, confundiendo el nombre de JiMin—. En nuestra época, mis hermanos y yo fuimos trapecistas famosos. Estuvimos en todos los escenarios, cielo.

—Me llamo JiMin, no Jimy. JiMin —le corrigió el muchacho.

En el tercer piso, bajo el tejado, vivía un hombre excéntrico y algo chiflado que tenía una piel increíblemente pálida. El señor Min YoonGi, quien contó a JiMin que estaba adiestrando ratones para un circo y no permitía que nadie los viera hasta que estuvieran listos.

—Un día, mi pequeño Jimy, cuando estén preparados, el mundo entero admirará los prodigios de mi circo de ratones. Me has preguntado por qué no puedes verlos ahora. ¿No es eso lo que me has dicho?

—No —respondió el muchacho con poca paciencia.— Le he dicho que no me llame Jimy. Me llamo JiMin, señor Min.

—La razón de que no puedas ver el circo de ratones —le explicó el hombre del piso de arriba ignorando su queja.— Es que aún no están listos, necesitan más ensayos. Además, se niegan
a interpretar las canciones que les he compuesto. Todas las canciones que he escrito
para los ratones son graves, del tipo «umpa, umpa»; pero los ratones blancos sólo
tocan cosas aflautadas, algo así como «turururu». Voy a probar con diferentes tipos de quesos.

LA PUERTA SECRETA.Where stories live. Discover now