Capítulo 10: Disparar.

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No he parado de darle vueltas a lo que encontré anoche en casa de la inspectora y a mi conversación con Manu. Después de mucho meditar, he decidido que hacer. Él tiene razón, tengo que solucionar los problemas por mí misma.

Así que... aquí estoy, en la azotea del edificio de enfrente. Hay mejor panorámica desde aquí y es más seguro; así la inspectora no me verá. Lo he dispuesto todo meticulosamente, siempre que hago esto me preocupo de vigilar la luz, la posición, la distancia... Son detalles importantes que hay que controlar en estos casos. Me tumbo y me acomodo buscando la posición perfecta. Hace algo de viento y un mechón de pelo se me mete en la boca, me lo retiro, ajusto el objetivo y miro por él. Y la veo, está pintando sobre su caballete, en su balcón; subiendo y bajando el pincel despacio. No puedo distinguir con claridad que es lo que está pintando, está de espaldas a mí y me tapa su creación. LLeva el pelo recogido, no había tenido oportunidad de fijarme en que tenía la nuca rapada...No sé qué les parecerá eso dentro del cuerpo, pero a mí me parece que a ella le sienta genial. La gata está tumbada en una hamaca de mimbre, descansando. Aún me río con nuestro encuentro juguetón de anoche, casi me descubre por su culpa.

Entonces, la frase de Manu vuelve a mí cabeza: "Tú sabrás que es más fácil de extinguir, el fuego de una cerilla o un incendio con gasolina".

Y con esa frase en mente, vuelvo a la realidad y me fijo, de nuevo, en su nuca rubia perfectamente rapada...Cierro los ojos y pienso: «espero no arrepentirme de haber tomado esta decisión».Coloco mi dedo en la posición correcta, observo unos segundos más, hasta que... aprieto y disparo.

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—¡Sango!

—Buenos días, Señor.

—¡¿Y la inspectora Reche?!

—Pues en casa supongo, le dio usted el finde libre, igual que a mí. ¿Qué pasa?

—La he llamado y no me coge el teléfono de casa, ni el móvil personal. Así que mueva el culo y búsquela porque las quiero a las dos inmediatamente en mi despacho, es importante y necesito explicárselo personalmente.

—Pero...¿qué pasa?

—¿Qué parte de explicárselo personalmente no ha entendido?

—Está bien, está bien, comisario yo la localizaré...

Un tono, dos tonos, tres tonos... Salta el contestador. Un tono, dos tonos, tres tonos, salta el contestador...Bueno probaremos con el móvil, lo mismo: un tono, dos tonos, tres tonos... salta el contestador.

«Joder, Alba ¿dónde coño estás illa?» Llamaré a Famous... a ver si él sabe algo. Él, por suerte, descuelga a la primera:

—Dime, Marta.

—Hola, oye ¿tú sabes dónde puede estar Alba? la estoy llamando y no me contesta; y el comisario está que echa espuma por la boca.

—Pues ni idea. Es raro, siempre está atenta el móvil, aunque... a lo mejor lo ha perdido, que tampoco sería raro.

—Pues me tiene mosquea, porque al fijo de casa tampoco contesta. Oye Famous ¿Tú podrías localizar su móvil? «voy a violar su intimidad, pero es que me da igual ahora mismo».

—Sí, creo que sí. Dame un momento.

—Marta...

—Dime.

—Me sale que... al menos, el móvil está en su casa.

—Joder, pues voy a ir a buscarla ¿Tú te vienes?

DesenmascárameWhere stories live. Discover now