Capítulo 25: Barrotes (Parte 1).

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Miércoles 10:14

Lo poco que he cerrado los ojos ha sido para revivir viejas pesadillas, viejos recuerdos. Me he metido en la ducha y he dejado el agua correr durante un buen rato. Por desgracia, la inseguridad y el miedo no se pueden limpiar con jabón.

Manu me ha puesto entre la espada y la pared. La idea de volver a la cárcel me atormenta más que cualquier otra cosa. Pero más me tortura la idea de tener que matarla a ella; a mi inspectora, a Lady Queen, a Alba...a cualquiera de las personas que ella sea. Por eso, prefiero hacer un mal menor, para evitar otro mucho peor. Aunque eso suponga sacrificarme a mí misma. Entraré en la cárcel y mataré a la mujer del dichoso juez.

Ahora, voy de camino a casa de África. Ella me ayudará a encontrar una imagen distinta para entrar allí.

Cuando llego, la noto tan cálida y sonriente como siempre:

—¡Hoola, bonita!

—Hola.

—Mmm, no me gusta como ha sonado ese "hola". Pareces preocupada.

—Estoy bien. Tranquila.

—No te creo. Anda, ven, siéntate. Me han contado que tienes que infiltrarte en la cárcel. Es normal que estés preocupada. Yo, de hecho, estaría cagada.

«Pues, tal y como estoy yo».

—Tendremos que hacer algo para cambiar un poquito tu imagen. 

—Deberíamos, sí.

—¿Tienes pensado algo? —dice acariciándome el pelo —.

—Sí. Córtalo.

—¿Qué?

—Que lo cortes. Sin miedo. 

—Eeh ¿Estás segura? podemos tintarlo, no sé...

—He dicho que lo cortes.

—Pero... 

Yo la miro firmemente mientras asiento. —Muy corto.

Ella obedece a regañadientes y veo como los mechones van llenando el suelo. Cuando acaba, la imagen que me devuelve el espejo es distinta. Pero me ha sorprendido menos de lo que esperaba. Ahora siento como si me hubiese quitado una parte de mí.

—Te gustaba más la melena ¿verdad? —pregunto, mientras veo como me mira a través del espejo—.

—Es que...

—Ya volverá. El pelo crece.

—Te veo rara, no sé. Aunque te queda bien, cualquier cosa lo haría, vaya. 

—Gracias. Si tú que me conoces me ves rara. Es que he conseguido lo que quería.

—Deberíamos hacer algo con tus tatuajes también. Son muy distintivos, pero cubrirlos todos sería arriesgado. En los registros podrían notarlo. Te cubriré la mandala, es de los más grandes y visibles. Puedes ocultarlo parcialmente bajo la manga si se retira el maquillaje. Es muy resistente pero no puedo garantizarte que se mantenga indefinidamente.

—De acuerdo. Cúbrelo.

—Por cierto, deberías arreglar las cosas con María.

—Otra...

—Siempre os habéis llevado bien. No sé que os pasa, pero no será para tanto.

—Si no fuese para tanto no estaríamos así. 

—Bueno...lo siento. No quería molestarte, solo espero que lo arregléis.
Por mi parte estás lista.

—Gracias. Me voy ya, tengo cosas que preparar y no quiero que se me haga tarde.

DesenmascárameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora