En el distrito de Japón, se encuentran dos grandes Academias Militares enfocadas en la formación de Héroes. Éstas se ubican a los pies de la montaña Kitadake, están separadas a una gran distancia. Para moverse entre ellas (sólo en casos excepcionale...
Los días siguientes los soldados de Yuuei estuvieron haciendo los últimos preparativos para recibir la visita de las Soldados de Shiketsu.
-¿Porqué no quieres decirme que baile harás?- preguntó el pelimorado después de los entrenamientos de la tarde.
-Es una sorpresa. Ya verás.
Shinsō con algo de desconfianza aceptó ver el show el viernes.
Mientras tanto Bakugō y Midoriya estaban en la torre Era, pidieron el auditorio para ensayar.
-Maldito Deku! Sigue las notas.
-Tienes un tono de voz algo complicado Kacchan- respondió sonrojado. Le era difícil tener a su ex frente a él y más cantando esa canción.
Bakugō sintió la incomodidad del pecoso, incluso se sonrojó de igual manera. Tampoco era fácil hablar con Izuku, no después de haber huído cómo un cobarde.
-Deku.
-¿Sí, Kacchan?.
-Siéntate- extrañado el pecoso hizo caso y se acomodó en la pequeña escalera del escenario- Quiero que hablemos de algo.
-Dime.
-Bueno, yo, es que...
-Qué pasa Kacchan.
-Necesito que me perdones.
Un silencio sepulcral se instaló en el auditorio. Izuku lo miraba con cara de no entender que carajos pasaba en ese mundo paralelo.
-Kacchan yo no tengo nada que perdonarte.
-Te hice daño y eso no fue justo para ti.
-Bueno- bajó la mirada con tristeza, recordando el duro año que pasó tras la fuerte ruptura que tuvieron. Midoriya sí se había enamorado del cenizo- Está bien Kacchan, eso ya pasó.
-Lo sé- dijo con voz ronca- Sólo ya no quiero seguir pensando en eso.
Las palabras de Bakugō sorprendieron a Midoriya, no se había imaginado que Katsuki aún pensaba en él.
-Kacchan- le llamó tomando su rostro para mirarlo.
Un minuto de silencio suscitó cómo sí fuera solo un segundo, en el cuál no supieron cómo habían llegado a un beso.
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Al darse cuenta, ambos se alejaron de golpe, quedando otro largo minuto en silencio.
-Sigamos ensayando- dijo el cenizo levantándose.
-Sí.
Detrás de la puerta, cierto pelirrojo se retiraba. Sin querer había sido testigo de un beso que ponía fin a una etapa de amor.
En la Academia Shiketsu, las soldados preparaban sus equipajes, debían levantarse temprano al día siguiente para llegar a la Academia Yuuei.
-Mina-chan! Qué esto!- dijo Uraraka mirando unas tiras de papeles metálicos color verde- ¿Chicles?.