Capítulo I - Parte I

297 25 0
                                    

Yue

Traté de abrir los ojos lo más lento posible.

Otro día más.

Estaba tan aburrida, dudaba mucho que algo interesante fuera a suceder hoy, sería mejor que terminara de una vez con mis deberes, así, tendría tiempo para divertirme. Era tan molesto ser la única capaz de encontrar la flor lunar, no podía mandar a nadie a hacerlo por mí. Aunque un paseíto nunca estaba de más, no era una de mis obligaciones hacerlo a la primera hora del día.

Fue así como me dirigí a lo más profundo del bosque, alejándome de mi aldea... Hasta que lo escuché.

¡¿Qué era eso?! Definitivamente no era un animal, un animal no haría un sonido como ese; era tan ruidoso, como si lo hiciera adrede, ¿acaso quería morir?

Me acerqué un poco más y lo que percibí fue un humano. Con razón. Pero era extraño que rondara solo. Aunque eso no importaba mucho, si él se ofrecía, no pensaba negarme; podía entretenerme un rato degustando su temor, ¿para qué abstenerse? 

***


Daniel

Mis ojos habían sido testigos de innumerables aventuras, pensé que ya lo había visto todo, ¡pero cuán equivocado estaba! Fue por esto que al escuchar de esta extravagante petición, no dudé en aceptarla.

Un adinerado hombre me solicitó que lo ayudara a encontrar una aldea de hadas, en ese momento no sabía si reírme o no de la ridiculez que me pedía, pero al mencionar el bosque Walyu, acepté de inmediato. Ese lugar era uno de los pocos sitios que no habían sido invadidos por los hombres. A pesar de lo absurdo de la petición, sabía que aquellos árboles valían la pena. Mientras vagaba por sus bosques pude admirar lo magnifico del lugar y de los enormes árboles que no parecían terminar nunca.

En eso, un ruido llamó mi atención, en la maleza rondaba algo. Pensé en un puma, lo mejor en estos casos era permanecer lo más quieto posible, recordé lo cuidadoso que fui en mi trayecto hasta aquí, evité pisar ramas secas, entre otras cosas, alterando lo menos posible el entorno; al rememorar esto, mi cuerpo se tranquilizó, convenciéndome de que nada peligroso debía haber entre esos musgos; me acerqué, lo más probable era que se tratara de un animal herido. Cuando estaba sólo a unos centímetros, lo vi.

Era imposible, no era real.

En ese momento recordé todas las películas que marcaron mi infancia; pasaban por mi mente tratando de encontrar coherencia a lo que veía.

―¿Eres... un alien? ―dije.

Traté de sonar lo más tranquilo posible, pero luego de pronunciar esas palabras vi el enojo en su rostro, un rostro que me detuve a mirar bien (si iba a morir, al menos quería llevarme la cara de mi verdugo). Observé esa piel verdosa que la mimetizaba con las plantas del lugar, no era de extrañar que no la hubiera notado antes. Luego observé sus ojos negros sin pupilas, su cabello era blanco. Mirándolo mejor, vi sus orejas puntiagudas, tal vez sus compañeros se encontraban ocultos en algún lugar. ¡Era imposible que estuviera sola! No sería muy económico una nave para ti solo... ¡¿Pero en que estoy pensando?! no es momento para eso, tengo un extraterrestre frente a mí, ¿y trato de adivinar cuánto es su gasto de combustible?

―¿Has dicho alien? ―contestó completamente irritada.

Pero, ¿qué más podía ser? Traté de repasar todo lo que había visto por TV, hasta que recordé por qué estaba aquí. Me encontraba tan conmocionado que no me había percatado antes.

―Eres... un hada ―balbuceé.

―Correcto. Y será mejor que vengas conmigo.



La Flor Lunar  *[COMPLETO]*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora