Capítulo IV - Parte IV

33 8 0
                                    

Daniel

Eran cerca de las doce de la noche y ella aún no regresaba.

Estaba impaciente, encendí algunas de las velas que encontré por ahí.

A la distancia vislumbré a un par de siluetas, se trataban de Tam y Yue, venían de la mano, pero ¿qué había pasado entre ellos? Aunque aquello no era de mi incumbencia la ira me carcomía; me aparté lo más rápido que pude, no quería ser acusado de fisgón, así que me senté en una silla. Solo unos segundos después, ella entró, se veía hermosa. Existía un brillo especial en ella; se lo consulté y me dijo que eran los restos de la magia que había usado recientemente, luego un silencio incomodo se instaló y no aguante más. Le pregunté, a pesar de la posible negativa que iba a recibir, decidí arriesgarme.

―¿Tam y tú?

―No somos nada ―contestó fríamente, aunque me pareció observar cierta decepción en su rostro―, si eso es todo lo que tienes que decirme, entonces...

―¡Vamos, no mientas! Yo los acabo de ver y ayer parecían bastante cercanos.

―Así que ahora tienes el pasatiempo de espiarme ―noté como me sonrojaba, me acababa de delatar―, en serio, no existe nada entre nosotros. Sólo somos buenos amigos, nos criamos juntos ―suspiró agotada, me sentí mal por retenerla, se notaba que lo único que quería era irse a dormir―. La promesa de enlazarnos es el único asunto que tenemos en común.

―¿Qué significa exactamente enlazarte?

Recordé que ese había sido el precio de mi transformación, en ese momento estaba más preocupado por lo que me iba a suceder que no le presté mucha atención a eso, pero ahora que lo volvía a escuchar me hacía temer lo peor.

―Es como... ―pareció dudar un segundo―, es como casarse, pero... ―¡Casarse! ¿Te parece a ti un asunto sin importancia?

―Cálmate, no sé por qué esto te altera tanto ―contestó, confusa. ―¿Y cuándo será eso?

¡¿Cómo podía estar tan tranquila, con un asunto tan serio?! Yo por mi parte no dejaba de sentirme traicionado por ocultarme esa información, aunque no tenía derecho a reclamarle, aquello no aminoró ni un poco mi sufrimiento.

―Algún día, no existe fecha.

Al menos algo bueno, eso me daría tiempo para encontrar una solución, si es que la había. Solamente tenía claro que no permitiría que se casara con Tam, el solo hecho de haberlos visto juntos me hacía hervir la sangre, ¿es que acaso estaba celoso? No, eso no podía ser cierto, yo no podía sentir algo hacia Yue. Pero por más que intentara negarlo, más convencido estaba que ella, de alguna forma, había ingresado a mi corazón, tenía que erradicar ese sentimiento de inmediato antes de que fuera tarde.

Una vez que volví a estar consciente de mi entorno, ella me había abandonado. 

La Flor Lunar  *[COMPLETO]*Onde histórias criam vida. Descubra agora