Capítulo V

45 7 0
                                    

Yue

Al principio pensé que Daniel iba a preguntarme por mi larga ausencia, y me sentí decepcionada cuando no lo hizo, por el contrario tuvo el descaro de espiarme, además de interrógame sobre cuál era mi relación con Tam. Aquello me enojó muchísimo; no entendía por qué me incomodaba tanto el hecho de que dudara de mi palabra.

Si solo era mi sirviente, ¡¿qué derecho tenía de inmiscuirse en mis asuntos?! Pero más me desconcertó cuando él pareció aliviado al saber que aún no existía fecha para mi enlace, pensé que me iba a reclamar algo más.

No sé por qué permití que se dirigiera a mí de una forma tan insolente, pero finalmente permaneció en silencio. La fatiga se apoderó de mi cuerpo así que me fui a mi habitación. Daniel ni si quiera notó mi partida, ¿qué era lo que tanto le entretenía, que ni se percató de mi ausencia? Aquello me dolió un poco, pero ahora eso no importaba. Lo único que quería era descansar.

A la mañana siguiente sentí todos mis músculos agarrotados, definitivamente necesitaba recargar mis energías. Menos mal hoy era la ceremonia.

Me estiré todo lo que pude en la cama y, a pesar de no tener ningún deseo de hacerlo, me levanté y caminé en busca de Daniel.

Hoy tenía muchas cosas que explicarle.

Entré a su habitación y ahí estaba durmiendo el muy holgazán; me dirigí con determinación a la cabecera, le arrancaría todas las mantas, definitivamente eso lo despertaría, sino, siempre estaba la opción de lanzarle un vaso de agua... pero me detuve, se veía tan tranquilo, tan diferente, no existía nada que hiciera presagiar que dentro de él se ocultaba una personalidad rebelde, todo lo contrario, se veía sumiso.

Algo se agitó dentro de mí. Y como si notara mi presencia, poco a poco sus ojos se abrieron; pestañeó un par de veces, luego los abrió de par en par.

―Pero ¿qué haces aquí? ―preguntó inquisitivamente.

No supe qué contestarle, aún seguía mirándolo embobada. Me ordené a mí misma tranquilizarme, no era la primera vez que lo veía dormir, así que ¿de qué me asombraba?

―Yo... ―respiré hondo recuperando el control― ¡¿Ya lo olvidaste?! Hoy es la ceremonia y debo explicarte todo el protocolo, así que arréglate y te espero en cinco minutos en la sala.

Me fui dando un portazo, ¿qué era lo que me pasaba? ¿Por qué me había puesto tan nerviosa?


***


Daniel

Aún me daban vuelta los recuerdos de la noche anterior. A causa de eso casi no pude dormir, lo último que esperaba era encontrarme a Yue con una expresión que nunca había visto en su rostro, parecía asustada, ¿le había pasado algo? ¡No!... me dije que no volvería a pensar en ella.

Debo recordar que por ella tengo esta apariencia, y estoy atrapado en este lugar siendo su sirviente, me repetía una y otra vez, como si fuera un conjuro.

Cuando me sentí seguro de mí mismo entré a la sala, pero toda mi convicción se fue cuando la vi. Ahí estaba ella, mirando por la ventana, fue extraño, era como si hubiera bajado un muro y pude observar su inmensa pena, quise acercarme y abrazarla, quitarle esa expresión de profunda tristeza, pero me dije a mi mismo que debía guardar distancia. Ella pareció percatarse de mi presencia, sus facciones se transformaron, incorporando la máscara de superioridad que le caracterizaba, pero no sería engañado nuevamente porque una acusadora lágrima rodó por su mejilla, pero antes de que pudiera decir algo, ella me interrumpió.

―La ceremonia de hoy es muy importante, cuando llegue el crepúsculo nos reuniremos a fuera, tú lo único que tendrás que hacer será ubicarte detrás de mí, estar atento a mis necesidades.

―¿Tus necesidades?

―Llenar mi vaso de licor, acomodarme la silla, supongo que sabes hacer esas cosas ―dijo despectivamente.

―Por supuesto ―contesté apretando los dientes. ¿Pero quién se creía que era, su sirviente? ¡Oh, espera! Lo era.

―Ya está demás decirte que no puedes comer, ni beber nada de lo que te ofrezcan, y tampoco hables, así evitaras avergonzarme.

―¿Algo más su señoría? ―expresé burlonamente, en ese momento la vi tensarse.

―Sí, existe una copa bastante llamativa, esta va a contener un líquido celeste, de él no puedes beber ni una gota, si lo haces las consecuencias no serán agradables.

―¿Qué me puede pasar? ―pregunté dudoso, no sabía si sólo me quería asustar o realmente beber de esa copa era peligroso.

―Tienes que entender que a pesar de tu apariencia, interiormente sigues siendo humano, lo que implica que tu organismo no está hecho para soportar magia, ese líquido nos da nuestro poder, si lo bebes te volverás loco. Muchos breenum han intentado tomar de él con la esperanza de obtener un poco de nuestro poder y así intentar huir, por eso... ―suspiró, parecía desesperada e insegura de lo que iba a decir―. Sé de tus deseos de escapar, todos los gruceen lo saben, y por eso estarán muy atentos, ni intentes parecer un héroe, solo conseguirás meterte en problemas.

Se vía muy perturbada, ¿realmente estaba preocupada por mí, por un simple humano? Pensar que así era me hizo muy feliz, pero lo que me había dicho me dejó muy pensativo, y una luz de esperanza surgió, tal vez podría intentarlo, pero me guardaría mis intenciones.

―Comprendo la gravedad del asunto ―dije de la manera más convincente, ella pareció aliviada, me sentí pésimo por engañarla, pero deseaba tanto huir de este lugar, definitivamente ella no me ayudaría, o tal vez ya lo hizo de una manera indirecta.

―Ahora me voy a arreglar, sobre la mesa dejé tu traje para esta noche.

"Mí traje" sonaba tan elegante, el cual no era más que los mismos pantalones negros y la misma camisa que usé para mi presentación; jamás pensé que estaría tan emocionado por una ceremonia de los gruceen. Cómo cambiaban las cosas. 

La Flor Lunar  *[COMPLETO]*Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ