Capítulo II

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Yue

Al fin tenía la oportunidad de ver la conversión de un breenum, ¡mí breenum!

Según tenía entendido, hace aproximadamente cincuenta años que no se realizaba ésta ceremonia. No era llegar y pedir uno, y, a pesar de ser parte de mi propiedad, los demás miembros de la aldea también tenían derecho a entretenerse con él. Pero era mi deber evitar que se entusiasmaran demasiado.

Luego de retorcerse en el suelo, y quedando exhausto por el cambio, perdió la conciencia. Era un pequeño precio, comparado con lo yo tuve que pasar; estaba segura que se pondría muy contento cuando despertara.

Me acerqué a él, lo llevé entre mis brazos, se veía tan frágil. El sudor bañaba su frente y quise secar su rostro, pero me detuve, eso no se vería bien en un gruceen, y en especial en alguien con mis orígenes. Me limité a llevarlo a mi casa y lo recosté en mi cama. Ahora sólo me restaba esperar a que despertase.

***


Daniel

Cada parte de mi cuerpo ardía, mis huesos dolían, dejé escapar un grito, alguien tenía que ayudarme, no sabía cómo había llegado a eso. Sólo era consciente del dolor que sentía y que poco a poco fue mermando. Unos brazos me levantaron con suma delicadeza, intenté abrir mis ojos, pero fue imposible; luego fui depositado en algo blando, debía tratarse de un colchón. Tenía algo de frío, aunque eso no duró mucho porque una manta cayó sobre mí.

―Descansa, yo cuidare de ti ―dijo una melodiosa voz.

Acepté su invitación, dormí profundamente. Poco a poco mis recuerdos regresaron: había ido al bosque Walyu en busca de hadas, pero en cambio, ellas me encontraron a mí. Ahora estaba en una especie de cautiverio, tenía que encontrar la forma de huir.

Me levanté de un salto y sentí extraña mi espalda, pero no pude prestarle mucha atención porque Yue se encontraba frente a mí. Necesitaba estar preparado para lo que sea que estuviera planeando.

―¡Al fin te has despertado! ―dijo ella, exasperada.
¿Cómo pude ser tan tonto en pensar que tenía una melodiosa voz? Definitivamente algo me debieron haber dado para llegar a pensar semejantes disparates. Ella seguía igual de verde que la última vez, tenía el ceño fruncido y realmente se veía enfadada. Supongo que de alguna extraña forma yo era la causa.

―¡Muévete breenum, no tenemos todo el día!

―Mi nombre es Daniel, no besu... ¿Cómo me llamaste?

―Breenum, y tú no me das órdenes, supongo que es mi deber informarte de tu situación actual. 

―Si te refieres al evidente hecho de estar aquí, donde sea que este lugar se encuentre, en contra de mi voluntad, te informo que no es necesario que te desgastes en explicaciones.

Una sonrisa cubrió su rostro, definitivamente no era por mi ingeniosa respuesta, entonces me di cuenta que no estábamos solos, alguien estaba a mi izquierda. Recordé ver varios de ellos en mi encuentro con el rey, me miraban con mucha tristeza; al menos no vi ningún humano, tal vez los tendrían escondidos, a menos que yo fuera el primero. Estaba inquieto por el otro sujeto, permanecía en silencio, era igual de alto que yo, pero su piel era marrón. Mirando más detenidamente su espalda vi unas pequeñas alas salir de allí, que eran del mismo color que su piel. Poco a poco me fui acercando a su rostro, no quería enojarlo, si es que ya no lo había hecho con mi escudriño; entonces vi su cabello negro, unos ojos humanos de color café, a diferencia de los Yue que carecían de pupilas, estos sí las poseían, y supe que algo andaba mal.

¡Ay no!, nadie estaba a mi izquierda, era simplemente mi reflejo.

―¡¿Qué me hicieron?! ―grité.

No me importaba si me mataban, la ira recorría mis venas, tal vez se trataba de una broma.

Quise quitarme el maquillaje, me rasqué hasta que gotas de sangre salieron de mis brazos, que inmediatamente se curaron. Era un monstruo.

Luego levanté la mirada, encontrándome con la de ella; no parecía alterada en lo absoluto, todo lo contrario, parecía disfrutar de mi sufrimiento.

―No era la forma en que tenía pensado comunicártelo ―dijo sin borrar la sonrisa de su rostro.

―¿Esa es tú manera de pedir disculpas?

―Yo no tengo por qué pedirte disculpas, de hecho deberías estar agradecido.

―¿Agradecido? ―respondí ácidamente―. ¿De qué debería, según tú, estar agradecido?

―Pues como ya te percataste, te puedes curar más rápidamente que un humano, además de ser más veloz y fuerte que uno. Todos esos beneficios por convertirte en mi breenum.

Lo mejor en estas circunstancias era ser razonable (si era posible serlo), así que decidí sacarle la mayor información. Era imposible regresar con mi apariencia actual sin causar un gran revuelo mediático.

Ya podía ver lo titulares: ¡Pie grande suelto! ¡Se encontró el eslabón perdido! Sería un desastre, aunque eso no implicaba que me estuviera dando por vencido. ―Ya habías mencionado esa palabra antes, ¿Qué es un breenum exactamente?

―Tú eres un breenum ―dijo, como si eso lo explicara todo, debió ver mi cara de desconcierto porque luego agregó―. Son humanos convertidos, a cambio ellos nos sirven.

No sé por qué tenía el presentimiento que la palabra "servir" tenía un significado completamente distinto aquí que en mi mundo. Mi mundo... era nostálgico pensar en él.

Me preguntaba cuánto tiempo iba a permanecer en aquel sitio. Hex debía estar preocupado por mi ausencia, aunque este bosque era conocido por sus desapariciones, por eso nadie se adentra mucho, existían demasiadas supersticiones que lo rodeaban, supersticiones que yo en su momento consideré como absurdas, ahora ya no estoy tan seguro; así que dudaba que se esforzaran demasiado en mi búsqueda.

―¿Cómo han conseguido a tantos humanos? Este bosque no parece muy concurrido. ―A través de los siglos.
―Eso... es imposible, porque eso implicaría que ustedes son...

―Inmortales ―completó la frase―, tú también lo eres, aunque jamás podrás compararte a un gruceen. Pero dejemos esta charla para más tarde, hay muchas cosas que hacer y ya he perdido demasiado tiempo contigo.

Sin decir más salió. No sabía por qué la seguí, pero supuse que estar a su lado era más seguro que andar deambulando por allí.

Aún me costaba creer que era inmortal, aunque ¿de qué me extrañaba si todo lo que me había pasado hasta ahora carecía de lógica?

Y con ese último pensamiento, reanudé mi marcha hacia donde fuera que ella me llevara. 

La Flor Lunar  *[COMPLETO]*Where stories live. Discover now