Capítulo 20

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Llegaron hasta el asentamiento, y Fleur bajó del auto para correr hasta Zato, y colgarse de su cuello, para besarlo. El moreno la abrazó a su cuerpo, y correspondió a su beso, incomodando a Corine.

—Hola —saludó a Blaise, que la miró con el ceño fruncido.

—¿Qué te hiciste en la cara?

—Ah ¿Te gusta? Fleur me maquilló.

—Estás... Rara, no pareces tú.

Se acercó a ella, y la olfateó, para luego alejarse y estornudar. No, no olía a ella, y esa cosa que le habían puesto, olía muy mal.

—¿Estás bien?

—Sí, sólo —volvió a hacerlo, tomándose de la nariz luego—... Lo siento, Corine, pero creo que eso me da alergia.

Genial, gracias a la "super producción" de Fleur, ahora no podía acercarse a Blaise.

—Cuando lleguemos a casa me quito esto —le dijo molesta.

—Creo que te ves más bonita sin todo eso, como te conocí.

—Gracias —sonrió suavemente.

—¿Y qué se supone que estamos esperando para irnos?

—Bueno, pues... A qué ellos dejen de saludarse —pronunció incómoda.

Blaise se giró, y observó molesto la "escenita" que estaba haciendo Zato con Fleur.

—Zato —gruñó—. ¿Puedes comportarte?

Fleur se separó del moreno, sonriendo, mientras se limpiaba el labial corrido.

—Que aburridos son ambos, vamos —pronunció la pelirroja, tomando de la mano al muchacho, para dirigirse hacia el auto.

—¿Ellos vendrán con nosotros? —le preguntó confundido el rubio a Corine.

—Sí, Fleur creyó que sería una buena idea de que cenáramos los cuatro.

—A mí no me parece buena idea ver cómo se chuponean.

Corine sonrió divertida, antes de entrar al auto. Sí, Blaise tenía razón, a ella tampoco le parecía divertido, pero haría lo posible para mantener alejada a su amiga de Zato. Al menos mientras estuvieran ellos presentes.

***

Y la mejor idea que tuvo, fue dejar a Blaise con Fleur, y ella cocinar con Zato, para que le pararan un poco a su atracción sexual. O iban a terminar teniendo sexo en su sala.

—Cuéntame de ti, Zato —le dijo mientras cortaba unos champiñones—. ¿Cómo conociste a Blaise?

—En la misma prisión —sonrió—. Yo había entrado meses antes que él, por eso salí antes también.

—¿Y tú por qué? ¿Secuestraste a alguien también?

—No —le dijo poniéndole un poco de sal a los filetes—. Defendí a una de nuestras mujeres, cuando un enfermero intentó abusar de ella. Según los oficiales, el enfermero sólo estaba haciendo su trabajo, y yo abusé de mi fuerza. Pero esa chica no dejaba de decir que la soltera.

—¿Entonces le creyeron a él y a ti no?

—Así fue, y como no había sido la primera vez que intimidaba a un humano, me retuvieron.

—Que hijos de putas.

—Sí, así son los oficiales de la isla. Creo que nos ven como animales o salvajes, no lo sé.

—Son basuras.

—Tal vez —pronunció colocando la carne en un sartén.

—Zato... Yo tengo curiosidad sobre sus vidas, sobre algo en particular.

—¿Qué cosa?

—Ustedes sólo se aparean cuando la hembra está en celo ¿Verdad?

—Sí, así era antes. Al menos algunos pueblos dejaron de hacer eso, luego de que los humanos llegaran, adoptando el tipo de relaciones que ellos tienen. Aunque en las tribus del este y el norte aún se conserva eso ¿Por qué?

—¿Tú a qué tribus perteneces?

—A la del norte, y Blaise del este. Por eso nos conocimos recién en prisión.

—Entonces no conoces de su vida.

—Sólo lo que él me ha contado. Si es algo personal, dudo mucho que lo sepa. Será mejor que se lo preguntes a él.

—Sólo... Quiero saber si tiene hijos —murmuró.

—No, no tiene —pronunció con simpleza.

—¿Él te lo dijo?

—Sí. Una vez vino uno de mis hijos a visitarme, y luego de que se fue, le pregunté si él tenía familia, alguien que viniera verlo, ya que siempre era el único que no recibía visitas. Allí me dijo que no, que jamás había tenido hijos. Sí estuvo con algunas hembras, pero ninguna tuvo crías. Y como Blaise es tan antisocial, no formaba parte de las puestas. Tú sabes eso, él era como un ermitaño.

Por un lado, la morena se sintió un poco más tranquila al saber eso de Blaise, pero ¿Cuántos hijos tenía entonces Zato?

—Zato, tú dijiste uno de tus hijos ¿Cuántos tienes?

—Cinco, la más pequeña debe tener un año, y el mayor trece.

—Wou, fuiste papá muy joven.

—Yo no considero que haya sido papá, no formé parte de la vida de él, su madre fue quien lo crío y cuidó de pequeño. Lo conocí cuando tenía siete años, y su mamá lo trajo a mi grupo. Desde entonces vive con nosotros, pero no existe ese vínculo de padre e hijo.

—Eso es... Triste.

—Entiendo que pienses así, ya que tú estás criada de otro modo, pero para nosotros es normal —sonrió.

***

Luego de cenar, y estar hablando un rato, Fleur y Zato se habían ido, dejando solos a Corine y Blaise, que estaban preparando la sala para dormir.

La cama de la morena era muy pequeña para los dos.

—Hoy hablando con Zato, pude comprobar que es un buen muchacho —sonrió Corine.

—A ambos le gusta hablar, entiendo porque lo dices.

—En realidad no era por eso, es porque es agradable. También me contó que tiene hijos.

—Sí, conocí a dos de ellos —le dijo mientras la ayudaba a colocar las mantas—. Al mayor y a una de las niñas del medio.

—¿Tú tienes hijos, Blaise?

La miró, y luego negó con la cabeza.

—No.

—Pero si has estado con mujeres ¿Verdad?

—No puedo tener hijos. Las veces que estuve con una hembra, ellas no quedaban embarazadas. Pero al año siguiente al estar con otro macho, lo lograban. Es por eso que supe que no podía tener hijos. Al principio me afectó, luego me dio igual —le dijo despreocupado, poniendo los almohadones—. No es como si yo fuera a cuidarlos o algo así.

—Entonces, tú sabías que no podías dejarme embarazada.

—Sí, pero ¿Para que iba a decírtelo? Tú en ese momento no quisiste hacerlo, entonces, no vi motivos para decirlo tampoco.

...

Creo que hasta aquí lo dejamos ❤️💕

BlaiseWhere stories live. Discover now