No me iría sin ella

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La fachita me había invitado a su casa, no sabía que los naranjas dejaran invitar a una de podemos. No me podía creer que me quisiera dejar plantada, ¿tan fácil era que alguien se olvidara de mí?, aunque no le he dado importancia, es algo que me podría haber pasado a mi perfectamente.

Había llamado guapa a Inés, y esta era la primera vez que nos veíamos en serio, a saber qué imagen se ha hecho de mí, realmente era muy guapa y se pusiera lo que se pusiera, estaría preciosa, no lo dudo, además su dulce actitud, combinaba genial con su duro carácter, aquel que de vez en cuando sacaba y nos dejaba atónitos a cualquiera.

Inés me había pasado su ubicación y su casa no estaba precisamente lejos de mi hotel, por lo que me decanté en ir andando, así le daba un poco más de ventaja para terminar de arreglarse, me dijo que le quedaba poco, pero no sé si fiarme del todo. Mi paso es bastante ligero, y en menos de quince minutos había llegado a su portal, estaba nerviosa, no os iba a mentir, quizá era por vergüenza, pero era extraño en mi, o quizás era por quien se ocultaba detrás de aquel 2ºB.

"Inés, soy yo, Irene, ¿abres o te espero abajo?"

No contestó, solo abrió la puerta sin ningún titubeo. En un abrir y cerrar de ojos me encontraba enfrente de su puerta, decidida llamé al timbre y fueron tres segundos de reloj los que Inés tardó en abrir.

-Ay Irene, por dios, lo siento muchísimo - me dijo mientras me daba dos besos, qué bien olía y que guapa estaba con la ropa de estar por casa.

-No te preocupes, tranquila, nos puede pasar a cualquiera

-Has llegado antes de lo que pensaba, ¿tienes cerca el hotel?

- Si, a escasos 15 minutos andando

-Dame 10 y estoy lista

Extremoduro sonaba de fondo, no sabía que a alguien de ciudadanos le podría gustar un grupo como este, por lo menos tenía buen gusto musical, ya que político, no mucho. Dulce introducción al caos sonaba, y no miento si digo que es una de mis canciones favoritas. Ahora me recordaría a ella, a mi amiga Inés Arrimadas.

Oigo una leve voz que sale de su cuarto

-Irene ven, ayúdame a elegir la ropa

- ¿Ayudarte yo a ti? Si a la que deberías de ayudar es a mí, la pija eres tú.

-Oyee - dijo Arrimadas como si fuera un bebé.

La catalana me empezó a enseñar varios conjuntos, pero ninguno le convencía, aunque todos le quedaban increíbles. Por fin elige, después de, ¿cuánto tiempo llevo aquí? ¿30 minutos? Antes de poder excusarme para que se pudiera cambiar tranquila, comenzó a quitarse la ropa, me preocupaba que se sintiera incómoda, pero parece que no, los complejos no dominaban su cuerpo o por lo menos, esa es la sensación que mostraba, yo en cambio no podría decir lo mismo.

Que cuerpo más bonito pensé hacia mis adentros, caderas que parecían olas del mar al moverse para poder ponerse los pantalones y unas pecas en la espalda que formaban la constelación de cáncer. Ay, Irene por dios, porque estoy pensando estoy me decía. Me auto convencí de que Inés es solo una amiga. Que hago pensando esto sobre ella.

- ¿Así voy bien? Me pregunto

-Vas increíble, mírame a mí - solté una carcajada a continuación

-Tengo una cosa para ti

A saber, que me podía esperar de Inés, nada bueno podría salir de ese armario hasta que lo que me mostró, fue la americana morada que lució ayer en el meeting y la que me sirvió de excusa para iniciar la conversación.

Como quieres que te escriba una canciónWhere stories live. Discover now