La batalla

621 27 33
                                    


Siento tanto la tardanza pero tengo los finales en dos días. En cuanto terminé prometo actualizar más a menudo. Espero que os guste.

PD: Os vais a encontrar algún párrafo del primer capítulo, porque no se si recordareis, que el primer capítulo de esta historia comienza a mitad de la historia entre ambas. Ahora todo es presente.

-------

P.O.V Inés

¿Qué cojones habías hecho Inés? Me repetía una y otra vez, con los ojos como platos y pensando, en la cama de Irene, que lo había arruinado todo con ella. Tras esto, el efecto del alcohol se había desvanecido, y mi mente había vuelto a la realidad. Aseguro que ella tampoco dormía, pero estaba dándome la espalda en la cama, su cama, y mi campo visual no me permitía ver su rostro. Lo había fastidiado todo solo por un capricho, por querer besar a Irene Montero. Creo que quizás siento cariño por ella, por todo lo que ha hecho por mi en tan poco tiempo, pero no se como se me ha ocurrido que ella quizás quería besarme, si apenas hemos quedado, si apenas nos hemos visto, y encima, tengo los huevos de presentarme en su casa, de madrugada. De alguna manera quería volver a agradecerle todo lo que el día anterior había hecho por mi. ¿Y si Irene cree que la estoy utilizando? Ese pensamiento me producía miedo, quizás porque había una parte de verdad tras el. No la estaba utilizando, pero me sentía sola y la madrileña es la única en estos momentos que me transmite total confianza, realmente, no tenía a nadie más conmigo, a mis padres a penas les cuento las cosas que me ocurren, y no tengo amigos, ni de la universidad ni del partido en quien confiar.

Quería borrar este día de mi mente, cada minuto que pasaba era peor que el anterior, o por lo menos, yo me encontraba peor que el anterior. No tendría que haber venido, no tendría que haber bebido, ni haber confiado tanto en una persona con la que apenas tengo cosas en común, solo Extremoduro, y algún que otro grupo de música como Txarango o Fito.

Y doy vueltas, y más vueltas, y puedo darme cuenta que Irene ya se había dormido, porque podía notar su respiración como si en mi oído la tuviera. Las 06:00. Las 07:00. Las 08:00. Y yo seguía sin pegar ojo, dándole vueltas a la almohada, por si notar el lado frio hiciera que me durmiera por fin. Y vueltas también era lo que le daba a mi cabeza, culpandome una y otra vez, por haber destruido en segundos lo que podríamos haber construido en meses.

Y por fín consigo dormirme, no sé por cuánto tiempo, porque es Irene la que me despierta con su movimiento. Ella también nota que mis ojos se acaban de abrir, se gira y con la cara de recién levantada me dice "Buenos días". Su rostro mostraba normalidad, como si nada de lo de ayer hubiera pasado, pero la conozco, conectamos lo suficiente como para saber que en pocas horas, no había olvidado lo de esta noche. Yo, aun con el arrepentimiento en mis manos, intentaba aparentar normalidad, después de que sus labios pronunciaran un inocente "¿Qué tal has dormido?". Conteste "Sí" sin ningún tipo de adornos, ni argumentos. Yo no podía actuar con normalidad, pero al final de todo, si quería seguir estando bien con Irene debería hacerlo.

Y lo intente. Me aguante las ganas de pedirle disculpas por lo de ayer, me aguante decirle que fue culpa del alcohol y que lo olvidara. Pero no pude. El estar bien con ella superaba mis ganas de hablar. Estuvimos juntas durante toda la mañana, quizás un poco más distantes que ayer, tanto por Irene como por mí, volvimos a ser dos conocidas que había quedado para tomar algo. Esa noche dormiría en el hotel que me albergaría durante la semana que nos quedaba por delante, tenía mucho trabajo aquí en Madrid y una semana de congreso bastante movida. Después de comer me fui, ninguna de las dos opuso resistencia para abandonar esa casa, Irene no me iba a insistir como ayer, y yo no iba a hacer más el ridículo.

Como quieres que te escriba una canciónWhere stories live. Discover now