Los juegos del hambre: Yo lo amo, él me ama, ¿cuál es el problema? (#1)

44. ¿Otro?

Me remuevo entre las sábanas tratando de encontrar el calor de Peeta. No lo encuentro y ahí es cuando el olor a canela llega a mis fosas nasales. Abro los ojos lentamente acostumbrandome a la luz del sol. Caigo en cuenta de que estoy desnuda y poco a poco los recuerdos llegan a mi mente.

Ya hace dos semanas que regresamos del Capitolio. Me levanto rápidamente para darme una ducha. A la hora de pararme me da un fuerte mareo y me dejó caer a la cama. Lentamente me levanto y me voy a la ducha.

El baño es bastante relajante. Salgo y me pongo un vestido rosa pálido y unas zapatillas cafés. Mi cabello lo dejó cayendo por mi espalda.

Bajo hacia la cocina y veo a Rye y a Peeta preparando unos panes. Peeta le explica cada pasó a Rye para que el aprenda muy bien. Busco a Willow y la veo intentando disparar con su arco que le regaló Johanna cuando cumplió un año. No lo usaba porque era bastante pequeña pero ahora que tiene 5 años ya se ve muy tierna.

-¿Qué haces muñeca? -dije acercándome a ella.

-Intentó ser como tú -dice frunciendo el ceño e intentando disparar una flecha hacia la puerta.

-Mira mi amor. Pon tú pierna derecha adelante y la izquierda atrás. ¿Ya? -mi pequeña asiente-, ahora con tú manita derecha vas a agarrar el arco y con la otra el resorte y la flecha ¿va? -le acomodó la flecha ya que la puso chueca-. Ahora vas a tener tus ojitos bien abiertos y te vas a fijar en tú blanco. Tú manita derecha tiene que apuntar hacia el blanco.- digo acomodando su manita-. Dispara.

Mi pequeña suelta la flecha y casi da en medio de la puerta.

-¡Lo hice mami! ¡Lo hice! -dijo lanzándose a mis brazos.

-Muy bien, mi amor -dije dando un beso en su mejilla.- ¿Ya estas lista para la escuela? Acuérdate que entras a las 9:00 pequeña -dije guiñándole un ojo. Mi bebé subió rápidamente por sí mochila.

Me levanto y me da otro mareo. Tengo que aprender a no levantarme tan rápido. Voy hacia la cocina y me encuentro la escena más tierna del mundo:

Peeta y Rye tirados en el piso llenos de harina.

-¿Que pasó mi amor? -digo con una sonrisa.

-Pues Rye que corto mal la bolsa del harina y luego la dejó caer hacia nosotros.- digo Peeta guiñándole un ojo a mi pequeño.

-¡No es cierto! ¡Fue mi papá! -dijo mi bebé preocupado porque me enojara-. Mi papi miente -dijo señalándolo mientras me miraba a los ojos.

-Rye no digas mentiras -dice Peeta con una sonrisa.

-Pero no estoy mintiendo -dijo mi Rye soltando una lágrima. Rápidamente lo tomo en mis brazos y limpio su lágrima-. No es cierto mami -dijo negando con su cabecita.

-Yo sé, mi amor, pero ya sabes que a tú papá le encanta -dije dando una pequeña patada en la cabeza de Peeta. El toma mi pie descalzo y deposita un besito y me guiña un ojo.

-¿Tienes un tic o qué? -dije poniéndome a su altura junto con Rye.

Suelta una carcajada.

-No -dice riendo.

-¡Mami! Mi papi dijo una mentira -dijo haciendo un puchero.

Peeta me lo quita de los brazos y lo carga el. Le da un sonoro beso en la mejilla y le susurra algo a Rye que me es imposible escuchar. Después mi pequeño pone los ojitos en blanco y le hace una señal a su papá de que no diga nada. ¡Ahora que hizo este niño! Rye salió más travieso que Willow no me sorprende que haya hecho algo.

-Ahora que traman -dije cruzando de brazos.

-Nada, nada -dijo Peeta dándome un beso en mi cuello. Eso hace que se me olvide todo.- ¡Ya nos vamos a la escuela Willow! -grita-. y yo a la panadería.- le dice a Rye.- ¿Vienes Katniss?- me pregunta

-No mi amor. Necesito ver que ropa ya no usan Willow ni Rye -dije viendo a mis bebes. No. Ya no son bebes. Bueno, Rye sí.

- Te amo. Llegamos como a la 1:30 de la tarde.

-Bueno - dije dando un tierno beso en sus labios-. Te amo -le dije con una sonrisa.

-Bueno, basta de besos frente a mi - dijo Willow-. El otro día que los dos fueron a recogerme a la escuela, se dieron un beso en frente de mis amigas y me dijeron que ninguno de sus papas se dan besos. Excepto Brandon. Mi tía Effie y mi tío Haymitch sí se dan besos -dijo haciendo carita de asco.

Peeta y yo soltamos una fuerte carcajada.

Estoy sentada en la sala viendo la televisión. Siento unas inmensas ganas de vomitar. Corro hacia el baño y vómito todo lo que puedo.

Ahora caigo en cuenta. Los mareos. Las nauseas. Los vómitos.

Creo que estoy embarazada.

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