Capítulo 3.

232 22 0
                                    

Las grandes montañas pintadas de verde, el maravilloso cielo teñido entre el celeste, naranja y rosa, el fuerte viento entre sus cabellos castaños, la sensación de su rostro siendo refrescada con la perfecta tarde. Finalmente estaba emprendiendo el viaje hacia aquel lugar del que el matrimonio Park le estuvo hablando, donde comenzaría nuevamente con lo que amaba y podría compartir su pasión con otras personas más allá de su novio. Sus ojos paraban siempre en el paisaje que desaparecía casi en un microsegundo, casi imperceptible. La manera en como todo le parecía hermoso no tenía mucha explicación, lo más mínimo que se asomaba ante sus ojos tenía una belleza, abstracta o visible, seguía siendo belleza.

La melodía que resonaba en su audífonos le hacía sentir ambientado, uno solo con la maravillosa letra de la canción. Su mayor felicidad se concentraba en Jeon JungKook. Realmente creía imposible que aquel hermoso adolescente se fijara en él, a pesar de las adversidades que enfrentaron por mucho tiempo, la dificultad de disfrutar su amor perfecto, como un cuento de hadas. La satisfacción que le da el adulto ahora es simplemente inexplicable; cada beso es tan diferente al anterior, los abrazos eran tan cálidos y reconfortantes que desearía estar ahí por muchas horas sin cansarse, las palabras llenan cada rincón de su frágil corazón y lo vuelven fuerte. Imploraba desde pequeño que alguien llegara a cuidarlo, amarlo y respetarlo, que sus pensamientos siempre fueran ocupados por esa persona especial. Sin duda agradecía cada segundo, minuto, hora, día..., en el que pasaban juntos.

"Después de la tormenta, viene la calma". Vaya que ese famoso dicho estaba en lo cierto, completamente. Su razón de vida apareció justo en el momento indicado. Sus ojos oscuros como la hermosa noche, su piel blanca sin llegar a lo pálido, sus labios pintados con cerezas...

Estaba tan sumergido en su laguna mental, que no notó cuando el BMW Serie 5 de su padre se detuvo frente a un enorme establecimiento, paredes perfectamente pintadas de blanco pero no evitan que llegara a deteriorarse, grandes ventanales de cristal brillaban por el reflejo del Sol, las cuales estaban perfectamente limpiadas, las grandes puertas de acero en la entrada no contrastaba con el estilo moderno que tenía el gran edificio. Alrededor de seis pisos se podían contar, era bastante amplio y grande, debían haber más habilidades de artes... ¿Quizás entrenamiento para futuros idols? ¡Es genial, podría tener una oportunidad para ser más reconocido por su baile! Estaba tan feliz.

Con rapidez, baja del auto junto a sus maletas y entra eufórico al lugar, lo primero en ver su campo de visión, era una recepción algo sosa. Muebles de madera negros, perfectamente barnizados, perfecta limpieza y un olor a medicina desprendía del lugar; su nariz se frunce, ese lugar es lo más irritante del día de hoy. Sus cejas se contraen, dando a relucir su expresión molesta, quería salir de ahí y no volver. Ese lugar era repugnante.

— Hola, tú debes ser Park JiMin —una mujer muy hermosa se acerca al adolescente, el cabello rubio y corto se mueve cuando inclina la cabeza, mostrando una amable sonrisa. Por una extraña razón, la mujer le parecía falsa. — Soy Park ChoA, empleada y encargada en el área de baile. Por favor, acompáñame —al concluir, la mujer da vista a su espalda para comenzar a caminar, sus caderas se movían casi con exageración, molestando más al menor presente.

El recorrido era bastante extraño, múltiples habitaciones aparecían y desaparecían a cada paso, vaya que mucha gente debe estar interesada en este campo artístico y sus derivados. La academia parecía algo prestigiosa, aunque nunca oyó de ella. La música resonaba en cierta área del lugar, tomando el ascensor para ir al cuarto piso la intensidad se volvía más abundante en el lugar, podía jurar que sentía desfallecer en cualquier momento por las fuertes ondas de la música azotar contra sus tímpanos.

Cubrió sus oídos con sus manos, esperando que el sonido se detuviera, pero no, no cesaba. Grandes golpeteos contra el acero de la puerta del evelador lo asustaban, la cabina no dejaba de moverse sin parar, de izquierda a derecha con brusquedad. Cerró sus grandes ojos, con toda la fuerza posible por mantenerlos en ese estado, el escalofrío recorrió agresivamente su espina dorsal. No podía moverse, ese momento lo aterraba y quería abandonar el lugar.

ιnocencιa [KookMin] BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora