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     —Orion Pax, Megatron tiene su razón —dijo Cleodata—. He conversado demasiado con los de las altas castas de Iacon y ellos no son de ceder o escuchar a otros. Tienen sus mentes muy cerradas y más si se trata de otras castas que no sean las de ellos mismos.

     —Suena como si los compromisos están en orden —interrumpió Barricade. Él se había dejado ver justo después de desaparecer por un rato—. Y aquí, compromiso significa que están de acuerdo con el jefe. Y más de parte tuya, hembra.

     Cleodata estaba atónita. A pesar de ya haberse presentado sigue llamándola hembra como si no tuviera nombre propio, como si fuera inferior. A pesar de que el que quería buscar pelea era el ratón de biblioteca de Orion Pax, me ataca a mí, solo por mi género, pensó Cleodata.

     —Alto ahí. —Le dijo Megatron a Barricade ante ese comentario, a punto de decirle unas palabras para aconductarlo.

     —Permíteme, Megatron. —Cleodata lo detiene alzando una mano y sonando su tacón con un paso hacia adelante—. Me había presentado anteriormente pero me presento de nuevo por si tu procesador es lento o no tiene suficiente almacenamiento para otro nombre. Me llamo Cleodata y soy una reportera de Iacon. Soy una cybertroniana hecha del mismo material que tú y vivo en el mismo planeta que tú. —Cleodata hace una pausa ante Barricade y se voltea para dirigirse a todos los gladiadores espectadores que detuvieron sus ejercicios al escuchar el llamado de atención de Megatron. Estaban confundidos. ¿Qué hace una hembra aquí?, ¿por qué le interesaría algo como esto?

     »Tanto buscan los derechos de los cybertronianos por las castas pero no se han fijado de los derechos de género. Planean enfrentarse al Alto Consejo por sus tratos indiferentes entre las castas pero, ¿acaso tratan igual a los del género opuesto?, ¿cómo piensan llegar hasta arriba si no empiezan por abajo primero? Después de que consigan su libertad, ¿dejarán oprimidas a las hembras entonces? Estamos hechos del mismo material que el de todos ustedes, el del Alto Consejo y el de los mismos Trece Primes. Y recuerdo que una vez lo dijiste, Megatron. —Le dirige la palabra a medio voltearse.

     »¿Por qué indiferencia contra las hembras si todos somos iguales? La libertad es un derecho de todos los cybertronianos, ¿acaso no lo somos?, ¿o es que harán las cosas a medias?

     Con esta última pregunta, Megatron no sabía que decir después de mucho tiempo. Nadie sabía que decir, mejor dicho. Todos estaban impresionados ante la energía de aquella hembra.

     —Entendido, su señora —dijo Barricade—. No quise ofenderla.

     —No fue ofensa —dijo Cleodata ya algo tranquila, pues tiene razón. Notó que Barricade no lo hizo con intenciones de ofender sino que fue falta de conciencia.

     —Tienes potencial —dijo Megatron—. No voy a negarlo, me has abierto otra ventana. Pero aún así, hemos hablado y hablado. Y aquí, en esta pirámide, donde muchos como yo han peleado y muerto, seguimos hablando y hablando de libertad. Es tiempo de actuar. Algunos cybertronianos leales a mí buscan en el planeta antiguos artefactos de los Primes; si nos es grato a nosotros encontrarlos, eso será un signo de que nuestra causa es justa. Y otros . . . —Él se detuvo, inseguro de como continuar.

     —¿Otros que? —pregunta Orion Pax.

     —Nuestras ideas han echado raíces de diferentes maneras, mi amigo. Algunos de los más combativos y fieros ciudadanos de Kaon no creen que las ideas se dispersan hablando. Ellos creen que las ideas se dispersan por acciones.

     —Entonces será mejor mantener nuestra distancia de ellos antes de que ellos hagan algo estúpido —Orion Pax dijo inmediatamente—. La violencia en este punto podría ser contra productiva.

     —¿Están conmigo, reportera y bibliotecario? —preguntó Megatron.

     Orion Pax miró alrededor al círculo interno de ex gladiadores y otros cybertronianos de castas bajas. Cleodata y Orion Pax pensaron lo mismo, que ellos no encajaban ahí, y aún así no tenían miedo.

     —Estoy con tus ideas —dijo Orion Pax—. Son mis ideas aún.

     —Estoy contigo, Megatron —dijo Cleodata—. Es hora de hacer un cambio 

     —Excelente —Megatron dijo. Y se dirigió a los gladiadores que habían pausado su trabajo para mirarlos. Los más brutales cybertronianos, pensó Orion Pax, no habrían podido existir a las afueras de Slaughter City. ¿Qué sería de esos brutales cybertronianos si Megatron no los hubiera acogida en su pozo? No es tan malo como parece, pensó Cleodata. Ella tenía su propia perspectiva, y eso le gustaba de sí misma—. ¡Cybertronianos! —Megatron gritó—. ¡Mi amigo Orion Pax y mi nueva amiga Cleodata! ¡Juntos guiaremos a todos los ciudadanos de Cybertron a una nueva era, a la restauración de nuestra antigua gloria!

     ¡MEGATRON!, ¡MEGATRON!, ¡MEGATRON!

     Megatron se acercó a los dos compañeros previos nombrados mientras el canto se desvanecía sobre ellos.

     —Pronto ellos entonaran sus nombres también —dijo él.

     —Tanto como mantengan sus ideales —contesta Orion—, ellos podrán entonar lo que les plazca.

     Megatron rió. —Necesitamos un nombre para nuestro movimiento y sus seguidores —dijo él—. Algo de acuerdo con algún otro movimiento en la historia de Cybertron.

     Orion Pax había pensado sobre esto por tanto tiempo, desde que se había tomado enserio la idea de que él podría tener cierto efecto en la historia futura de Cybertron.

     —Autobots —dijo Orion Pax—. Porque buscamos autonomía, como nuestro derecho básico.

     —Interesante. Yo tambíen tenía pensado un nombre. —Megatron lo miró como si fuera a decir más, pero Shockwave se aproximó y le dijo algo lo suficientemente bajo para que ni Cleodata ni Orion Pax pudieran escuchar.

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Las quiero un Cybertron por leerme.

xoxo, CL

Gladiador GrisáceoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora