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En cuanto se quedaron solos, sus miradas chocaron. Pero rápidamente ella bajó su vista al suelo, mostrando el nerviosismo que le provocaba estar frente a Jaime. Y él enseguida lo notó, haciendo que su cara esbozase una leve sonrisa.

- Siento lo que acaba de suceder -. Comentó el Lannister - Pero ya sabes como es mi hermana... 

- No hay por lo que disculparse, Ser. Entiendo que se sienta amenazada, ha abierto las puerta de la Fortaleza a sus enemigos en tiempos de guerra.

- Lo se, y eso es un honorable gesto por su parte, pero se acordó una tregua, y esto no ha parecido que lo fuese.

- Bueno, de todos modos, sólo espero que todos lleguen a la mayor brevedad posible, y podamos llegar a un acuerdo para poder volver a nuestros respectivos deberes -. Contestó Brienne, sin poder mirar a los verdes ojos del león.

Tras escuchar ésto último, Jaime sintió como sus entrañas se encogieron un poco. ¿Querría irse ella solamente porque Desembarco del Rey era terreno hostil, y quería ir a algún lugar dónde tanto ella como Sansa estuviesen más seguros? ¿O él también influía en ello?. Mil dudas lo asaltaron de repente, y ello se vió reflejado en su cara, que había dejado atrás la sonrisa dejando paso a una expresión seria.

- No todos nos sentimos amenazados con vosotros en la capital -. Respondió el caballero, observando al suelo, para no dejar que ella viese el verdadero motivo por el cuál se estaba sintiendo así.

- Todo el mundo nos mira de reojo y susurra a nuestras espaldas en el momento que nos ven pasar -. Respondió ella - Pero supongo que será lo habitual, dada la situación en la que nos encontramos.

- Pero yo.... -. Jaime dudó por un momento si decir lo que en aquel mismo momento estaba pensando, hasta que finalmente concluyó - Permíteme al menos acompañarme hasta tus aposentos.

Brienne accedió a su petición, y ambos caminaron lentamente por el interior del castillo. En su camino a la habitación, mantuvieron una fluida conversación sobre aquella vez que Lady Brienne tuvo que escoltar a Ser Jaime a la capital. Demasiadas cosas pasaron durante aquel viaje, y no sólo que el Matarreyes perdiese una mano, si no que se mostró tal como es ante una persona desconocida, sin miedo de ser traicionado, una sensación que jamás había pensado que tendría con alguien diferente a su hermano Tyrion.

Una vez llegaron a la habitación, ella se disponía a entrar cuando Jaime la agarró del brazo para frenarla. Ella se giró y lo miró a los ojos. La intensidad en ellos había aumentado, quizás era por la poca luz que había en los pasillos ahora que había entrado la noche, o quizás era por el fuego que se estaba avivando dentro de él. Brienne lo notó, era incapaz de mantenerle la mirada sin ruborizarse, por lo que agachaba la vista muy frecuentemente.

El Lannister se percató de su nerviosismo, y vió la ligera sonrisa presente en su cara en el momento en el que la puso frente a él, por lo que pensó que quizás ella podría sentirse como él, quizás si que había una oportunidad después de todo. Fuera como fuese, merecía la pena intentarlo.

- Yo... Me alegro de tenerte de vuelta -. Dijo Jaime al mismo tiempo que se acercaba a ella, lentamente, para poder valorar la reacción que ésto desembocaba en Lady Brienne.

- Siendo honesta, yo también me alegro de verte -. Respondió ella, para sopresa del Matarreyes, que se esperaba más una despedida de buenas noches, dejando cortada la conversación, que algo que le diese más esperanzas.

Al escuchar ésto, su instinto hizo que se acercase aún más, dejando sus cuerpos prácticamente pegados el uno al otro. Sus respiraciones se aceleraron, casi parecía que respiraban al unísono, que sus corazones bombeaban sangre conjuntamente. De nuevo se miraron a los ojos, pero esta vez... Esta vez ambos notaban la diferencia, los dos sentían la electricidad fluyendo entre ellos.

Jaime levantó la mano, con intención de acariciar su mejilla. Iba a besarla, es más, necesitaba besarla. Sabía que alguien más podría verles, allí en el pasillo de la Fortaleza. Aquellas paredes tenían ojos y oídos por todas partes. Pero no le importaba, por fin había encontrado a alguien que le permitía ser quién quisiese ser, alguien que podría amarle sin condiciones.

Justo en el momento que sus labios se iban a juntar con los de Brienne, ella apartó la cara, se alejó de Jaime, y tras despedirse de él con un simple - Buenas noches, Ser Jaime -, se encerró en su cuarto.


Just Fire [Fanfic Jaime y Brienne]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora